#Opinión / Candidatos sin ideología ¿Por qué no creerles?

Hablan mucho y dicen poco o casi nada, pese a ello no economizan las palabras y se entierran en el torbellino de sus propias evasivas, seguramente piensan que hacer política es igual que conducir un programa de televisión. Así son algunos de los ocho binomios presidenciales, hombres y mujeres cuyo pecado original es mantener sospechosamente en el anonimato -en el plano de secreto de estado- tanto su ideología política como sus simpatías con los autoritarismos del pasado, aunque ambas sean conocidas por todo el país, más aún cuando el periodismo de investigación y las redes sociales no dejan nada oculto entre cielo y tierra.

¿A qué le temen estos candidatos y candidatas? ¿A ser identificados como el tentáculo no oficial de una organización política distinta a la que auspicia su candidatura? ¿Por qué insisten de manera reiterada en que las ideologías no son necesarias? ¿Más allá de las verborreas con las que salen de apuros para responder a la prensa, no tienen un esquema de pensamiento, un horizonte de sentido sobre el tipo de nación y república que quieren forjar en sus gobiernos? ¿O piensan que al declararse sin ideología podrán captar la simpatía y los votos de los ciudadanos que repudian a los partidos y a las élites políticas?

Una cosa es cierta, para esta gama variopinta de políticos improvisados, pero mentirosos, el oportunismo es la ideología que justifica su presencia en la papeleta de binomios presidenciales, solo así se explica que prometan fervorosamente luchar contra la corrupción y que, paradójicamente, al ser consultados sobre casos específicos del gobierno del expresidente Rafael Correa, no identifiquen uno solo, ni siquiera aquellos que decantaron en escándalos públicos de alto nivel en los que estuvieron involucrados altos funcionarios de Estado. No basta con que los candidatos y candidatas digan que “hubo muchas cosas que no se pueden ocultar”, sin especificar cuáles, en dónde, de qué tipo fueron y quiénes las propiciaron; ¿sino identifican ni llaman a la corrupción por su nombre cómo aspiran a combatirla?, ¿qué tan grande y sólido es el compromiso con sus solapados promotores que no se atreven a nombrarlos?, ¿a eso le llaman ser valiente, a la palabrería y al silencio cómplice?, ¿o acaso creen que no hubo corrupción en ese Gobierno? Si es así, defiéndanlo abierta y públicamente.

Ahora bien, ¿estos candidatos y candidatas asumirán la misma postura esquiva cuando tengan que referirse a la corrupción develada en los gobiernos de Lenin Moreno y Guillermo Lasso?, ¿habrá memoria selectiva en este tema?

Tampoco es ecuánime que nos hablen de “unidad” y los “colores del país” en los términos más abstractos y generales posibles, como si se tratara de pacificar a la sociedad con la corrupción en nombre de la patria, porque estos son “cantos de sirena” para engatusar al electorado.

La conclusión es tajante, no se puede creer en candidatos que pregonen a los cuatro vientos que no tienen ideología, porque eso es mentira. Este síntoma del oportunismo político de todos los credos e intereses, es el menú a la carta de comensales con voraz apetito de poder en el Estado.

 

Acerca de Alfredo Espinosa Rodríguez 52 Articles
Alfredo Espinosa Rodríguez. Comunicador social. Magíster en Estudios Latinoamericanos con mención en política y cultura. Analista en temas de comunicación y política electoral. Es articulista en medios digitales de análisis, investigación y opinión como: lalineadefuego.info, Revista Rupturas y Plan V.  

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