#Opinión / Los mitos del debate presidencial

            Desde el célebre ¡míreme a los ojos! hasta el Andrés, no mientas otra vez, en el Ecuador se creó la idea de que los debates presidenciales decidían la votación final. Sin embargo, no hay dependencias que confirmen esta conclusión. Revisemos.

La derrota de Rodrigo Borja en la segunda vuelta, allá por 1984, se debió a que el flamante triunfador de la primera vuelta se durmió sobre los laureles. Así de simple. En efecto, mientras Febres Cordero arrancó su campaña puerta a puerta a renglón seguido de su primera derrota, el candidato socialdemócrata se entregó a las ensoñaciones triunfales en las cálidas playas de Aruba. Cuando volvió, el ingeniero le había sacado una ventaja irreversible. Al final, el debate únicamente afirmó una tendencia que venía desde antes.

Con el debate entre Guillermo Lasso y Andrés Arauz ocurrió algo similar. En 2021 el correísmo llegó a un techo que difícilmente logre superar. El rechazo al caudillo y a un etilo vetusto y desgastado de hacer política le impidieron al correísmo sumar suficientes adhesiones. Lasso no ganó por mérito, sino por demérito ajeno. Sobre todo, por la pobre imagen de su contendor: Arauz no tenía arreglo –tampoco lo tiene ahora– ni echando mano de la inteligencia artificial. Entonces también el debate confirmó la tendencia.

Hoy, el mundo de la política formal vuelve a concentrar su atención en el debate entre los dos finalistas. Se parte de la idea equivocada de que Daniel Noboa potenció su figura de manera extraordinaria (más apropiado sería decir de manera extraña y sospechosa) a partir del primer debate. Pero en este caso tampoco se cuenta con evidencia que lo demuestre. Más apropiado sería buscar explicaciones en las nuevas modalidades que han copado el mundo de las elecciones

¿Qué sucedió en realidad? Pues que, como ya pasó con Xavier Hervas y su espectacular éxito tiktokero, Noboa ganó en el posdebate con una acertada campaña en redes sociales. Mensajes cortos y contundentes hábilmente posicionados crearon una imagen triunfante en distintos segmentes de la población. Sobre todo, en los jóvenes. Muchos centennials, y una buena parte de millenials que nunca vieron el debate, pero que sí recibieron esa información digital, terminaron coincidiendo con la imagen exitosa que posicionaron los operadores digitales de Daniel Noboa.

No obstante, las élites de este país, sobre todos sus operadores políticos, se niegan a reconocer públicamente este fenómeno. Necesitan vender la idea de que el debate es un episodio fundamental para la democracia. Para una democracia que se deteriora de manera progresiva. Ratificar ciertos dispositivos y procedimientos es indispensable para salvar los muebles. Y para mantener entretenida a la audiencia.

 

Septiembre 29, 2023

Acerca de Juan Cuvi 180 Articles
Miembro de la Comisión Nacional Anticorrupción (CNA), Master en Desarrollo Local. Director de la Fundación Donum, Cuenca. Exdirigente de Alfaro Vive Carajo, Parte de la Red Ecudor Decide Mejor Sin TLC.

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