Que Adolfo Macías, alias Fito, se haya fugado, esté encaletado dentro de la misma cárcel regional donde purgaba su pena, o se haya desvanecido por arte de magia, resulta intrascendente. Lo realmente importante es el mensaje detrás del incidente: el poder del crimen organizado es tan inconmensurable que puede burlarse del Estado.
La guerra contra el narcotráfico ha terminado pareciéndose demasiado al juego del gato y el ratón. El Estado juega a perseguir a los delincuentes, y estos juegan a evadirse. En el medio interviene una ronda de instituciones –fundamentalmente el sistema judicial, la policía y la administración carcelaria– que suben o bajan los brazos de acuerdo con las circunstancias del juego. Cuando les conviene, permiten que el gato capture al ratón; si no, permiten que este escape de sus garras.
El caso de Fito es ilustrativo hasta el ridículo. Primero lo devolvieron de la cárcel de La Roca por las amenazas de amotinamiento, según se especuló. Y ahora, de acuerdo con lo que difundió el Secretario de Comunicación del gobierno, alguien filtró información previa al operativo de su traslado a la misma cárcel de La Roca. En resumen, el Estado no tiene la capacidad ni la potestad para manejar la situación de los capos del narcotráfico recluidos en las cárceles del país. Ahora mismo ya empezaron los estallidos carcelarios.
El Ecuador lleva lustros en este juego. Cada gobierno implementa un plan, una estrategia o una política supuestamente innovadora que resolverá, de una vez y para siempre, el problema. Pero la crisis de inseguridad solo se agrava. Los ratones se multiplican, mientras el gato se vuelve cada vez más fofo y perezoso. El rato menos pensado, la ecuación se invierte, como ya ocurre en amplias zonas del país, donde las bandas criminales tienen acorralado al Estado.
Los pedagogos saben que las actividades lúdicas no sirven únicamente como entretenimiento. También son mecanismos de aprendizaje. El gatito juguetón que persigue mariposas se está entrenando para cazar cuando sea adulto. Tal como han hecho los grupos de delincuencia organizada: años de entrenamiento les han permitido desarrollar un poder alternativo al del Estado. O un auténtico contrapoder político. Con una ventaja: al carecer de límites y normas, el crimen organizado tiene mayores facilidades para el aprendizaje que el Estado.
En el juego del gato y el ratón los roles se alternan. Una vez que el gato logra tocar al ratón, los participantes deben intercalar papeles. Y el juego continúa. En el caso que nos concierne, siempre hay la posibilidad de que Fito se transforme en gato y el plan Fénix en ratón. Y ahí sí, no habrá una ronda de instituciones que alcen o bajen los brazos.
Enero 8, 2023
Las privatizaciones en Ecuador, solo han causado abuso y explotación,en infraestructura han causado incumplimiento al contrato,cobros indebidos,contaminación al río Guayas, la cultura del empresario
no ha estado a mejorar un servicio,a mejorado su utilidad sin inversión.