#OPINIÓN / El empacho democrático

¿Cuántos años pasarán antes de que los ecuatorianos volvamos a discutir sobre la pena de muerte? ¿Cinco, diez, veinte? El caos provocado por la inseguridad es tan grave que una buena parte de la sociedad empieza a inclinarse por las opciones más extremas. Entre aplaudir la militarización del espacio público, como ocurre a partir de la declaratoria de guerra interna, y exigir el endurecimiento radical de las penas, media un paso tan sutil como peligroso.

Al paso que vamos, el país parece encaminarse hacia una nueva modalidad de los que Hobbes denominó estado de naturaleza. No la ley de la selva, como algunos confunden, sino la guerra de todos contra todos. La ley de la selva es el reino del equilibrio; la guerra de todos contra todos es el reino de la irracionalidad. La diferencia es que los ecuatorianos no debemos lamentar la ausencia de Estado, como en las reflexiones de Hobbes, sino su fracaso.

Porque la brutal arremetida del crimen organizado no has colocado, como país, frente a la profunda informalidad de lo que pomposamente hemos calificado como sistema democrático. Ni siquiera la institucionalidad jurídica, a la cual somos tan aficionados, nos sirve para enfrentar el problema de la inseguridad. Todavía no hay certeza sobre el estatuto que les confiere a los grupos delincuenciales la declaratoria oficial de conflicto armado interno. ¿Son combatientes, enemigos, delincuentes de alta peligrosidad, fuerza beligerante, actor político?

Y el debate de la clase política ha escogido el atajo más pedestre e insulso: discutir de dónde sacar la plata para financiar la contraofensiva militar. Cuando lo que se debería estar discutiendo son las alternativas entre una estrategia democrática para enfrentar al crimen organizado o una estrategia autoritaria y belicista. Por lo que se ve, la segunda opción es la que más simpatías concita.

Simón Bolívar decía que la libertad es un alimento suculento de difícil digestión. Doscientos años después podríamos decir lo mismo de la democracia. Da la impresión de que a nuestra sociedad la democracia termina provocándole un empacho insoportable. Preferimos el arroz con huevo de la represión para resolver los problemas provocados precisamente por la ausencia de una cultura democrática. Y para ello contamos con la complicidad de unos master-chefs de la política dignos de una picantería de mala muerte.

Ahora pretenden atropellar una de las manifestaciones más avanzadas de democracia para salir del entrampamiento financiero del gobierno. A nuestros mediocres asambleístas y dirigentes políticos no se les ha ocurrido una idea más genial que pasarse por el forro los resultados de una consulta popular. Quieren convertir a la biodiversidad del Yasuní en municiones para la guerra. Definitivamente, la democracia les indigesta.

 

Enero 19, 2023

 

 

Acerca de Juan Cuvi 180 Articles
Miembro de la Comisión Nacional Anticorrupción (CNA), Master en Desarrollo Local. Director de la Fundación Donum, Cuenca. Exdirigente de Alfaro Vive Carajo, Parte de la Red Ecudor Decide Mejor Sin TLC.

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