De risa. Solamente así se puede calificar a la reacción de la cúpula socialcristiana, con Jaime Nebot a la cabeza, frente al escándalo del caso Purga. Ahora resulta que no tenían la más mínima idea de las linduras que hacía Pablo Muentes en la administración de justicia del Guayas.
Cualquier guayaquileño de a pie sabe que el Partido Socialcristiano controla la justicia de esa provincia desde hace décadas. Ninguna decisión importante queda fuera de su radar. Era virtualmente imposible que un operador de segunda como Muentes actuara por cuenta propia, como pretenden hace aparecer con sus enrevesadas aclaraciones y declaraciones los dirigentes del partido. Puro cinismo.
Lo que acaban de destapar las investigaciones de la Fiscalía General del Estado no tiene nada de novedoso. El esquema de manejo mafioso de la justicia tiene una cola más larga que vestido de novia de la realeza. Prácticamente, fue inaugurado hace 40 años por el ingeniero León Febres Cordero.
En efecto, en el primer año de su gobierno rodeó con tanques de guerra la entonces Corte Suprema de Justicia, para impedir la elección independiente de magistrados. Al final, y por la fuerza, impuso a para esos cargos a juristas de su agrado y conveniencia. El mensaje para la sociedad fue claro, contundente y demoledor.
A partir de entonces, la fórmula de controlar la Función Judicial se convirtió en el instrumento más eficaz del ejercicio del poder. Mejor inclusive que ganar elecciones, como quedó demostrado en los años siguientes. Tener a funcionarios judiciales de bolsillo ha servido tanto para perseguir a los adversarios como para asegurar la impunidad para los allegados, colegas y amigos. Y no solo para protegerlos por el cometimiento de delitos relacionados con actividades políticas; en la lista socialcristiana también entraron delitos más graves, como los crímenes de lesa humanidad cometidos en su gobierno con el pretexto de la guerra contra la subversión. Todos los responsables determinaron evadiendo a la justicia.
La fórmula fue tan perversa que allanó el camino para la podredumbre institucional que hoy nos asfixia como país. Todos los gobiernos subsiguientes intentaron reproducirla, con mejores o peores resultados. Pero quien llevó hasta los extremos de la indecencia esta estrategia política fue el gobierno de Rafael Correa. Para ello contó con la asesoría incondicional de un experto en la materia, íntimo colaborador de Febres Cordero: Alexis Mera. Fue este siniestro operador judicial quien aceitó los engranajes de la maquinaria para alcanzar los máximos estándares de corrupción en la administración de justicia.
Por eso mismo, no es casual que sean precisamente esas dos fuerzas políticas –socialcristianismo y correísmo– las que ahora estén involucrados en la gigantesca trama de política, corrupción y crimen organizado que se destapó con los casos Metástasis y Purga. Un caso para cada responsable y un mismo delito para ambos.
Marzo 7, 2023
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