El azul, presente en un vestido imponente, el cielo, un mar y la estructura del puente, actúa como un pincel de emociones. Según la psicología del color, este tono se utiliza en escenas de soledad y nostalgia, transmitiendo frialdad, melancolía y tristeza. Jung asociaba este simbolismo con una introspección profunda, convirtiendo esta tonalidad en un símbolo de soledad y melancolía, una paleta que el psicólogo exploraba en su búsqueda del alma.
Luego el color se esfuma, la pantalla pasa a negro por segundos, un choque para el espectador. Se dice que en la antigüedad se creía que los recién nacidos tenían una visión limitada al nacer y que su habilidad para percibir los colores se desarrollaba con el tiempo. Este mito se ha consolidado en varias películas, como un intento de representar las distintas etapas del desarrollo. Por ejemplo, en la película «Inteligencia Artificial» de Steven Spielberg, los robots nacen viendo el mundo en blanco y negro, pero una vez programados, adquieren la capacidad de ver a color.
Yorgos Lanthimos, no quiso quedarse fuera de este cliché y el mundo de Bela Baxter es en un inicio en blanco y negro, siguiendo la línea de la novela original de Alasdair Gray. Pero en este relato, surge un Frankenstein moderno: Godwin Baxter, un científico que juega a ser Dios, dando vida o mutando a criaturas. Bela lo apoda «God», un término que juega con la palabra «Dios», su creador.
Esta historia se desenvuelve en un espacio atemporal, libre de contaminación exterior, donde abundan los soliloquios científicos, cargados de un agudo sentido del humor.
El papel de Emma Stone trasciende la pantalla, golpeándonos con la crudeza del comportamiento humano y desafiando los convencionalismos sociales. Su actuación revela la hipocresía, injusticia y desigualdad arraigadas en nuestra sociedad. A través de su personaje, redescubrimos la humanidad perdida y restaurada por la inocencia. Con un carácter indomable, nos sumerge en aventuras inesperadas, teñidas de sátira hacia el status quo. Su cerebro es libre de la espantosa mala educación de la época, como las escenas en que asistimos a la exploración sexual de Baxter de una manera natural y desinhibida.
Sin embargo, la película va más allá, ofreciendo lecciones de filosofía y guiños a los cínicos griegos, al socialismo y la lucha de clases. Especialmente conmovedor es el escenario del muelle de Alejandría, donde Bela presencia el sufrimiento de los esclavos pobres. Este contexto transforma a la protagonista en una dama indómita, que llora al enfrentarse a la cruda realidad social y se empeña en «cambiar el mundo» a toda costa.
La cinematografía es deslumbrante, en momentos el cambio a un gran angular nos resalta la fantasía visual, recordándonos nuestra pequeñez y la limitación de nuestro cerebro.
Los Colores
En cuanto a cromática, la paleta de colores fue cuidadosamente elegida y resalta cada detalle con un brillo absoluto. Se destacan armonías entre el amarillo, azul, celeste, rosa y tonos pasteles. A medida que avanza la historia, el amarillo se torna más opresivo, simbolizando contradicción y confusión. El azul regresa en los momentos de tristeza de Bela, transformándose en una gama mágica al conocer a Harry y Martha. El amarillo resurge con fuerza cuando Bela se enfrenta a las desigualdades sociales, culminando en un tono naranja agobiante que evoca deterioro y decadencia. Esta rica utilización del color nos sumerge en un viaje emocional, donde cada tonalidad nos lleva más profundamente en el corazón de la historia.
El vestuario
Holly Waddington, la mente creativa detrás de la magia de cada prenda, según una rueda de prensa, ella se inspiró en la pureza de una niña jugando con la ropa de su madre. Su objetivo era dar vida a cada prenda, hacer que respirara emociones, logrando lo imposible, vestidos extravagantes, pero no sexualizados.
Pero este texto debe ser una provocación a ver el film, por eso no me detengo en escenas y secuencia de la cinta, por el contrario, es una pincelada breve de las primeras impresiones que me dio la película de Yorgos Lanthimos.
Mientras decides si verla, yo disfrutaré de un canguil con mayonesa, sumergiéndome una vez más en un viaje emocionante y revelador donde la verdad y la valentía resplandecen en cada fotograma.
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