¿Qué hay realmente tras los algoritmos de las redes sociales?

Los algoritmos son el corazón de las redes sociales. Son sistemas diseñados para analizar grandes cantidades de datos y ofrecer a cada usuario una experiencia personalizada. Determinan qué contenido aparece en nuestro feed, qué publicaciones se destacan y cómo interactuamos con la plataforma.

Por Eric Risco de la Torre / Ethic

Con la reciente migración de millones de usuarios desde la red social X, anteriormente conocida como Twitter, debido a preocupaciones sobre su posible uso con fines ideológicos bajo la dirección de Elon Musk, surge una pregunta fundamental: ¿qué hay realmente detrás de los algoritmos de las redes sociales? ¿Qué tecnologías los sustentan? ¿Es posible manipularlos? Y, de ser así, ¿cómo se lleva a cabo esa manipulación?

Los algoritmos son el corazón de las redes sociales. Son sistemas diseñados para analizar grandes cantidades de datos y ofrecer a cada usuario una experiencia personalizada. Determinan qué contenido aparece en nuestro feed, qué publicaciones se destacan y cómo interactuamos con la plataforma, todo basado en nuestras actividades previas y preferencias.

¿Cómo funcionan estos algoritmos?

Aunque pueden parecer complejos, el funcionamiento básico de los algoritmos de redes sociales puede explicarse de manera sencilla. Las plataformas recopilan información sobre nuestras interacciones: qué publicaciones nos gustan, cuáles compartimos, a quién seguimos y cuánto tiempo pasamos viendo ciertos contenidos. Con estos datos, los algoritmos intentan predecir qué contenido nos interesará más en el futuro.

Por ejemplo, si frecuentemente interactuamos con videos de cocina, es probable que la plataforma nos muestre más contenido relacionado con recetas y gastronomía. El objetivo es mantener nuestra atención y que pasemos más tiempo en la aplicación.

El ciclo de dopamina y «la carrera de la rata»

Plataformas como Instagram y TikTok están diseñadas para mantenernos enganchados. ¿Cómo lo logran? Aprovechan un proceso psicológico conocido como el ciclo de dopamina. Cada vez que recibimos una notificación, un «me gusta» o vemos contenido que nos agrada, nuestro cerebro libera dopamina, un neurotransmisor asociado con la sensación de placer. Esta liberación nos incentiva a repetir la acción para obtener esa gratificación nuevamente.

Este ciclo puede llevarnos a la «carrera de la rata», donde constantemente buscamos esa pequeña dosis de satisfacción que nos ofrecen las redes sociales, desplazándonos sin fin por nuestros feeds en busca de más contenido que nos haga sentir bien. Los algoritmos identifican este comportamiento y nos ofrecen más de lo mismo para mantenernos enganchados.

¿Es posible manipular estos algoritmos?

Sí, y de hecho, tanto usuarios como las propias plataformas pueden influir en cómo funcionan.
Algunos creadores de contenido utilizan tácticas para aumentar artificialmente su visibilidad. Esto incluye el uso de palabras clave populares o hashtags no relacionados, la compra de seguidores falsos o interacciones automatizadas (bots) que inflan las métricas. Al aumentar estas métricas, el algoritmo puede interpretar que su contenido es popular y mostrarlo a más personas.

Las redes sociales tienen control total sobre sus algoritmos y pueden ajustarlos según sus intereses. Pueden decidir priorizar cierto tipo de contenido, ya sea para promover nuevas funciones, responder a tendencias o influir en la opinión pública. Esto ha generado debates sobre la transparencia y ética de estas prácticas.

Elon Musk y su influencia en X

Desde que Elon Musk adquirió Twitter y la transformó en X, ha habido mucha especulación sobre cómo sus decisiones podrían afectar el funcionamiento de la plataforma. Musk ha expresado su deseo de promover la libertad de expresión y ha realizado cambios en las políticas de moderación de contenido.

Sin embargo, también han surgido preocupaciones sobre posibles manipulaciones del algoritmo. Algunos usuarios y expertos han señalado que ciertos contenidos podrían estar siendo favorecidos o relegados en función de decisiones internas. Por ejemplo, se ha debatido sobre la reinstauración de cuentas previamente suspendidas y cómo esto podría influir en la difusión de determinadas ideologías.

Sus acciones y declaraciones han generado discusiones sobre el poder que tienen los líderes de estas plataformas y la necesidad de transparencia en cómo se gestionan los algoritmos.

Opiniones y reacciones del público

La comunidad está dividida. Por un lado, hay quienes apoyan los cambios implementados por Musk, creyendo que promoverán una mayor libertad y diversidad de opiniones en la plataforma. Valoran la posibilidad de que se reduzcan las restricciones y se permita un diálogo más abierto entre los usuarios.

Por otro lado, están quienes temen que la reducción en la moderación pueda conducir a un aumento en la difusión de desinformación o contenido dañino. Preocupa que, sin controles adecuados, las plataformas puedan convertirse en espacios donde se propague el odio, las teorías conspirativas y las noticias falsas, afectando negativamente a la sociedad y al discurso público.

Además, existe inquietud sobre cómo estos cambios podrían influir en la formación de opiniones durante eventos cruciales, como elecciones. La posibilidad de que los algoritmos prioricen cierto contenido político podría tener implicaciones significativas en la democracia y en cómo las personas acceden a la información.

Los algoritmos de las redes sociales tienen un impacto significativo en cómo percibimos el mundo y en nuestras interacciones diarias. Si bien están diseñados para mejorar nuestra experiencia, también pueden llevarnos a hábitos poco saludables, manteniéndonos en un ciclo interminable de búsqueda de gratificación inmediata.

Es fundamental que las plataformas sean transparentes sobre cómo funcionan sus algoritmos y que los usuarios estén conscientes de cómo estos sistemas pueden influir en su comportamiento. La educación digital y el pensamiento crítico son herramientas esenciales para navegar en el entorno digital actual.

Al final del día, tenemos el poder de decidir cómo interactuamos con las redes sociales. Establecer límites, diversificar las fuentes de información y tomar descansos de las pantallas puede ayudarnos a mantener un equilibrio saludable en nuestra relación con la tecnología.

La conversación sobre lo que realmente hay detrás de los algoritmos de las redes sociales es más relevante que nunca. Solo mediante un diálogo abierto y una comprensión profunda podremos asegurar que estas herramientas se utilicen para conectar y enriquecer a las personas, en lugar de dividirlas o manipularlas.


Eric Risco de la Torre es AI Engineer en Andorra Telecom & Coordinador del Bootcamp IA y profesor de LLM Engineering en KeepCoding

Acerca de editor 5836 Articles
Ecuador-Today, agencia de comunicación.

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