Ecuador a puertas de un balotaje a todo o nada

Ecuador elige este domingo entre Daniel Noboa y Luisa González. La tensión es palpable en las conversaciones en Quito. A un día del balotaje, el presidente-candidato declaró un nuevo estado de excepción en  siete de sus 24 provincias, además de la capital

Por Marco Teruggi

Los números son elocuentes: Ecuador pasó de ser el segundo país más seguro de la región en 2015 al más violento de Latinoamérica en 2024. Solo en enero de 2025, el mes más violento en la historia del país, se registraron 781 homicidios, 276 más que los 505 del año anterior. Ecuador es, a veces, irreconocible, y solo hicieron falta ocho años, con tres presidentes neoliberales: Lenín Moreno, Guillermo Lasso y Noboa, presidente desde noviembre de 2023.

Noboa busca ahora la reelección para quedarse en el Palacio de Carondelet por cuatro hipotéticos años más. Tiene a su favor su inmensa fortuna, proveniente de la empresa bananera familiar, que le otorga una gran chequera, y la institucionalidad, que está en varios casos notoriamente inclinada de su lado; lo que convierte la contienda en una elección de Estado: un presidente con la maquinaria estatal a su lado.

El presidente-candidato aparece en publicaciones de redes sociales, gigantografías de cartón colocadas en calles y algunos comercios, y en conversaciones callejeras con quienes van a votarlo. Como Luis García, conductor de taxi: “La verdad voy a votar por él, esperemos a ver qué puede hacer en cuatro años; lo han dejado gobernar muy poco tiempo, hay que darle una oportunidad”, dice en su carro amarillo, que avanza bajo la lluvia torrencial que cae cada día de abril sobre Quito y sus 2.850 metros de altura.

Los números de varias encuestas lo dan por perdedor el domingo. Según, por ejemplo, el relevamiento de Tres Punto Cero, el presidente tiene 47.7% de intención de voto y González con 52.6%, tomando en cuenta proyección de votos blancos e indecisos. Pero los números en danza, algunos de ellos con desenlace muy apretado, tienen otro elemento central en varios análisis que se escuchan en Quito: la posibilidad que Noboa no reconozca una derrota, o exista una alteración de los resultados a su favor.

Las alianzas de la Revolución Ciudadana

El presidente millonario, nacido en Miami, parece por momentos desesperado: dejar el Palacio de Carondelet puede tener consecuencias importantes para quien está acusado por varios periodistas de investigación de narcotráfico, a través de la empresa bananera familiar Noboa Trading, y que ha utilizado su poder presidencial para ampliar el campo de sus negocios. No es el único: varios altos cargos del Estado y políticos saben que el peso de su salida podría ser alto.

El año y medio de presidencia de Noboa, mandando como quien administra su finca bananera, le ha costado adversarios tanto en el mundo empresarial como popular. En el primer caso se evidenció esta semana con la alianza entre Jan Topic, ex candidato presidencial, empresario de comunicación y seguridad, y González, en un acercamiento con el objetivo de mostrar a la candidata de la Revolución Ciudadana como futura presidenta fuerte en materia securitaria.

“El Topic me agrada, por la manera de pensar de él para terminar con la inseguridad, con el crimen en las cárceles”, dice Miguel Cedeño, que vende choclos en las inmediaciones del parque La Carolina. No pensaba votar por nadie el domingo, pero el acercamiento González-Topic podría hacerlo rever su voto. “Ecuador está fatal”, sentencia.

En el segundo caso la alianza se dio entre la candidata de la Revolución Ciudadana y la Confederación de Nacionalidad Indígenas del Ecuador (Conaie) y su instrumento político, Pachakutik. El acto celebrado entre la fuerza electoral del progresismo ecuatoriano y la principal organización indígena del país, resultó un hito en la historia de veinte años de desencuentros entre ambos espacios políticos.

El acuerdo permite a la Revolución Ciudadana proyectar la incorporación del 5.25% de votos obtenidos por el candidato indígena, Leonidas Iza, en primera vuelta, que sumado al 44% de González el 9 de febrero se acerca al necesario 50%. También abre a la posibilidad de formar una mayoría en la próxima Asamblea Nacional que entrará en funciones en mayo, al igual que el nuevo mandato presidencial.

La polarización extrema

“Es un desastre Noboa, pero ves los medios y hay incendios y son los correístas que mandaron a incendiar, hay apagones y los correístas boicotearon las hidroeléctricas, hay derrame de petróleo Esmeraldas y es sabotaje de los correístas, cosas que no tienen pies ni cabeza, pero como dice el dicho, que mentira repetida mil veces se hace verdad”, dice Susana Zambrano, que trabaja en un puesto de recuerdos tradicionales de Ecuador, con ponchos, telas y camisetas con la mitad del mundo estampada.

El peso de los medios, la intoxicación anticorreísta que lleva años, así como la dinámica de varias elecciones seguidas con alta polarización y violencia política, llevan a muchos en la calle a no hablar de política con desconocidos, a resguardarse. Noboa apuesta dentro de esa polarización a reunir a todo el arco del anticorreísmo importante en el país, y que esa subjetividad incline la balanza a su favor, aún con los malos resultados a la vista.

El resultado abrirá la puerta a dos países en las antípodas, como explica el investigador René Ramírez: “nos jugamos que se continúe el proyecto narco-neoliberal autoritario, que se instauró desde Moreno, se profundizó con Lasso, y ahora con Noboa está en su punto más alto (…) o la posibilidad de recuperar una institucionalidad estatal, por lo tanto de recuperar una democracia pública en donde se dé prioridad a la vida, y se avance en derechos sociales”.

Tensión máxima

Por el momento, la tensión es alta. González denunció el viernes que le fue relevado su equipo de seguridad de las Fuerzas Armadas, y este sábado, Noboa declaró un estado de excepción por 60 días a siete de sus 24 provincias, además Quito y al sistema penitenciario. La medida rige para las provincias costeras de Guayas, Los Ríos, Manabí, Santa Elena y El Oro y las amazónicas Orellana y Sucumbíos, además de la capital, la  localidad minera de Camilo Ponce Enríquez y todas las cárceles.

Todo augura que el clima de crispación se mantendrá hasta el domingo, durante la misma jornada electoral, donde algunos temen que puedan ocurrir incidentes, hasta llegada la noche, cuando el Consejo Nacional Electoral anuncie los resultados. Quedará ver, entonces, cuál será la reacción de cada candidato.

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