
Entrevista a Denis Gorvach
¿Cuál es el panorama sindical ucraniano?
Existen dos grandes tipos de organizaciones sindicales; en primer lugar, hay una galaxia de organizaciones sindicales a menudo denominadas oficiales o tradicionales, que son las herederas del sindicalismo soviético. En aquella época, el sindicato era el brazo izquierdo de la dirección: se encargaba de garantizar la paz social ofreciendo servicios y regalos, al tiempo que tenía como tarea la gestión de recursos humanos. La Federación de Sindicatos de Ucrania (FPU), que reunía a 4,8 millones de afiliados en vísperas de la guerra, de los cuales 1,5 millones pertenecían al sector de la enseñanza y 0,7 millones al de la sanidad pública, se corresponde con este modelo de sindicato de servicios . La afiliación al sindicato oficial, es decir, a la FPU, sigue siendo prácticamente obligatoria en el sector público (función pública, administraciones locales, enseñanza, sanidad, cultura, etc.), donde la relación de dependencia del Gobierno sigue siendo importante, así como en la gran industria (metalurgia, agroindustria, sectores extractivos, energía), donde se trata más bien de construir una relación de fuerza frente a un empleador privado. En estos sectores, afiliarse al sindicato forma parte natural del proceso de contratación. Una vez obtenido el contrato, se es libre de abandonar el sindicato, pero en realidad los servicios, tan despreciados por los sindicalistas más militantes, son muy apreciados por los trabajadores y trabajadoras, que a menudo pasan de un sindicato a otro para maximizar sus ventajas.
En segundo lugar, existen los sindicatos denominados independientes, cuya historia se remonta a la gran huelga minera de 1989, que contribuyó a la caída de la URSS. La estructura más grande, la Confederación de Sindicatos Libres de Ucrania (KVPU), cuenta con aproximadamente un millón de miembros, entre los que se encuentran mineros, pero también ferroviarios, profesores, médicos, auxiliares de enfermería, camioneros, etc. En general, se trata de una minoría militante, que representa alrededor del 10 % de los trabajadores y trabajadoras, a menudo los sectores más cualificados, que pueden permitirse llevar a cabo una lucha permanente contra el empleador. Estos sindicatos militantes se oponen a los sindicatos de servicios, pero tampoco pueden dedicar la totalidad de sus presupuestos a la caja de resistencia, ya que incluso la minoría combativa exige servicios y prestaciones (regalos de Navidad, centros de vacaciones, etc.). Si los sindicatos tradicionales pueden contar con los ingresos de sus sociedades inmobiliarias [véase más abajo la declaración de la CES sobre el proyecto de ley del Gobierno sobre la apropiación de estos bienes sindicales] —que, por ejemplo, antes de la guerra representaban la mitad de los ingresos de la FPU— y de las subvenciones patronales a nivel empresarial, los sindicatos independientes viven únicamente de las cuotas de su afiliación.
¿Qué papel desempeñan los sindicatos en tiempos de guerra?
Antes de la invasión rusa en 2022, la crisis sanitaria ya había reducido considerablemente las posibilidades de militancia: era difícil ir a la huelga cuando la empresa sufría las consecuencias económicas de la COVID y el riesgo de ser despedido era mayor. Sin embargo, incluso en estas condiciones, el sindicato independiente de mineros logró apoyar una importante huelga salvaje que paralizó las minas de Kryvyi Rih en 2020.
Luego, la guerra empeoró aún más la situación de las empresas industriales (las que no fueron destruidas materialmente), sobre todo debido al bloqueo marítimo. A esto se sumaron la movilización militar y las políticas antisociales del Gobierno, que se intensificaron en 2022. La ley marcial no deja mucho margen para luchar contra las políticas neoliberales. Los sindicatos actúan sobre todo difundiendo un discurso alternativo y estableciendo vínculos con los movimientos obreros de los países occidentales. De hecho, la presión exterior es hoy en día lo que más puede hacer cambiar las cosas a nivel del Gobierno ucraniano.
Paralelamente, la guerra ha impuesto numerosas nuevas misiones a los sindicatos. Desde febrero de 2022, se ocupan de sus afiliados y afiliadas que han partido al frente. Una parte importante de sus recursos se dedica a coordinar la ayuda material a los sindicalistas que se han convertido en soldados. Lamentablemente, muchos de ellos han perdido la vida. En estos casos, también es el sindicato el que se ocupa de sus familias, proporcionándoles ayuda material y jurídica. De hecho, el servicio jurídico sindical es la estructura más cercana, por ejemplo, para ayudar a las viudas a demostrar ante los servicios públicos que el soldado ha muerto en combate y no simplemente desaparecido: sin ello, no pueden reclamar las prestaciones del Estado.
¿Tiene noticias de los militantes sindicales que aún viven en los territorios ocupados por el ejército ruso?
El movimiento sindical del Donbás se dividió en 2014, cuando los separatistas, ayudados por el Ejército ruso, tomaron el control de gran parte del territorio. Algunos militantes abandonaron esos territorios, otros decidieron continuar sus actividades bajo el nuevo poder. Pero si los sindicatos oficiales se han reconvertido, siguiendo el modelo anterior de sumisión directa a las autoridades políticas, los sindicatos independientes han sido simplemente prohibidos, como todas las demás organizaciones con vocación militante independiente del poder. Desde 2015-2016, no he recibido ninguna información sobre militantes independientes del Donbás: es una especie extinta. La invasión de 2022 fue mucho más brutal que la guerra del Donbás que estalló en 2014. Si en 2014-2015 existía cierta tolerancia hacia algunas iniciativas populares, esta ha desaparecido por completo con esta nueva guerra: ahora solo avanza el Ejército, destruyendo ciudades enteras a su paso. Es difícil imaginar un sindicato, sea cual sea, en Maryinka o Vovchansk, supuestamente liberadas, donde ya no hay empresas ni casas. Mariúpol era un bastión obrero: hoy en día, no es más que un montón de escombros.
¿Empuja la guerra a los sindicatos a emprender acciones más políticas, a favor de una transformación social más profunda?
En Ucrania se ha convertido en un estribillo popular decir: «nuestros chicos volverán del frente y restablecerán la justicia social». En realidad, es más complicado. Es posible que los sindicalistas regresen de la guerra reforzados y unidos como fuerza política. Pero no hay nada automático en todo esto. Mucho dependerá de cómo termine la guerra: una derrota militar reforzará a las fuerzas más reaccionarias y revanchistas del país, mientras que un desenlace que sea percibido como una victoria por las masas podría favorecer una vía progresista.
¿Qué podemos hacer en Bélgica para apoyar a las y los trabajadores y sindicatos ucranianos?
Los esfuerzos ya realizados por la izquierda occidental, y en particular por algunos sindicatos (especialmente franceses), son extraordinarios y muy útiles políticamente: me refiero a los convoyes de solidaridad, gracias a los cuales los trabajadores y trabajadoras ucranianos reciben ayuda humanitaria, pero también conocen a sindicalistas extranjeros y aprenden el significado de la palabra solidaridad en la práctica. Estos contactos son sin duda una de las pocas consecuencias políticas positivas de esta invasión, ya que antes no se veía el interés de establecer tales vínculos, sobre todo por parte occidental. Hoy tenemos la oportunidad de recuperar décadas de aislamiento y tender puentes, en lugar de reproducir el discurso de la extrema derecha sobre la protección de las fronteras. En lo inmediato, sería bienvenida una campaña liderada por las fuerzas de izquierda para acoger a Ucrania en el espacio europeo y permitirle reconstruirse mediante la cancelación de la deuda y la transferencia de los activos rusos congelados. Una campaña de este tipo se diferenciaría de los discursos de la extrema derecha prorrusa y de los liberales que quieren desangrar a Ucrania indefinidamente.
Entrevista publicada el 22 de abril de 2025 en la página web de la Central Nacional de Empleados (CNE) de Bélgica.
Denys Gorvach, Investigador franco-ucraniano, imparte clases en la Universidad de Lund (Suecia) y es autor de una tesis sobre la clase obrera ucraniana. Participa en la animación del sitio web militante ucraniano Spilne/Commons.
ESSF
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