“Que quede inservible”: la misión israelí de destrucción total de Gaza

Mientras los ataques aéreos causan un gran número de víctimas, las excavadoras y los explosivos arrasan La Franja por tierra. Según testimonios de soldados de las FDI, es una campaña sistemática para hacer inhabitable el lugar

Por Meron Rapoport / Oren Ziv (+972 Magazine)

A principios de abril, apenas unas semanas después de reanudar su asalto a Gaza, las fuerzas israelíes anunciaron que habían tomado el control de Rafah, la ciudad más al sur de la Franja, para crear el “Eje Morag”, un nuevo corredor militar que secciona aún más la Franja. En el transcurso de la guerra, según la Oficina de Medios de Comunicación del Gobierno de Gaza, el ejército había destruido más de cincuenta mil viviendas en Rafah: el 90% de sus barrios de viviendas. Ahora, el ejército ha arrasado las estructuras restantes de Rafah para convertir toda la ciudad en una zona de contención y cortar el único paso fronterizo de Gaza con Egipto.

Y., un soldado que regresó hace poco de prestar sus servicios como reservista en Rafah, describió a +972 Magazine y Local Call los métodos de demolición del ejército. “Conseguí cuatro o cinco excavadoras [de otra unidad] que demolían sesenta casas al día. Una casa de uno o dos pisos la derriban en una hora; una casa de tres o cuatro pisos tarda un poco más”, dijo. “La misión oficial era abrir una ruta logística para maniobrar, pero en la práctica, las excavadoras se limitaban a destruir casas. La parte sureste de Rafah está completamente destruida. El horizonte es plano. No hay ciudad”.

El testimonio de Y. coincide con los de otros diez soldados que, desde el 7 de octubre de 2023, han prestado sus servicios en distintos momentos en la Franja de Gaza y el sur del Líbano y que hablaron con +972 Magazine y Local Call. También concuerda con vídeos publicados por otros soldados, declaraciones oficiales y extraoficiales de militares de rango superior, análisis de imágenes por satélite e informes de organizaciones internacionales.

En conjunto, estas fuentes dibujan un panorama claro: la destrucción sistemática de edificios de viviendas y estructuras públicas se ha convertido en una parte central de las operaciones del ejército israelí y, en muchos casos, en el objetivo principal.

Parte de esta devastación es consecuencia de bombardeos aéreos, combates terrestres y artefactos explosivos improvisados colocados por militantes palestinos en el interior de edificios de Gaza. Sin embargo, aunque es difícil obtener cifras precisas, parece que la mayor parte de la destrucción en Gaza y el sur de Líbano no se llevó a cabo desde el aire o durante los combates, sino mediante el uso de excavadoras o explosivos israelíes: actos premeditados e intencionados.

Según la investigación llevada a cabo por +972 Magazine y Local Call, esto obedeció a una decisión consciente y estratégica de “allanar la zona” para garantizar que “la gente no pueda regresar a estos espacios”, como dijo Yotam, que sirvió como subcomandante de compañía en una brigada blindada en Gaza.

La destrucción “no operativa”, carente de una justificación militar directa, comenzó en los primeros meses de la guerra: ya en enero de 2024, el medio digital de investigación israelí The Hottest Place in Hell informó de que el ejército había llevado a cabo la “destrucción sistemática y completa de todos los edificios cercanos a la valla, en un radio de un kilómetro dentro de la Franja, sin que fueran identificados como infraestructuras terroristas por los servicios de inteligencia o los soldados sobre el terreno”, con el objetivo de crear una ‘zona de contención segura’.

El informe citaba a soldados que afirmaban que, en aquel momento, en zonas cercanas a la valla fronteriza –como Beit Hanoun y Beit Lahia, y el barrio de Shuja’iyya en el norte de la Franja, así como en Khirbet Khuza’a, a las afueras de Khan Younis–, entre el 75% y el 100% de los edificios habían sido destruidos casi indiscriminadamente. Pero lo que comenzó en las periferias de Gaza pronto se convirtió en un método ampliamente extendido por toda la Franja ligado al plan más general de Israel de convertir gran parte de Gaza en un lugar inhabitable para los palestinos.

Estas acciones constituyen claras violaciones de las leyes de la guerra, según Michael Sfard, abogado israelí y experto en derechos humanos. “La destrucción de bienes [individuales] no exigida imperativamente por las necesidades de la guerra constituye un crimen de guerra”, explicó, “y también existe un crimen de guerra específico y más grave de destrucción [gratuita y] extensiva de bienes no justificada por necesidades militares”. Entre los expertos jurídicos, los activistas de derechos humanos y los académicos existe un importante debate sobre la necesidad de establecer un crimen de lesa humanidad por ‘domicidio’: la destrucción de una zona que se utiliza como vivienda”.

Ningún lugar al que regresar”

Desde que Israel violara el alto el fuego en marzo, aproximadamente 2.800 palestinos han muerto en Gaza, y son casi 53.000 los muertos y 120.000 los heridos en el transcurso de la guerra; tal y como +972 Magazine ha informado anteriormente, los ataques aéreos han provocado la gran mayoría de las víctimas civiles. Sin embargo, es la destrucción sistemática del espacio urbano de Gaza lo que está sentando las bases para la limpieza étnica de la Franja, denominada en el discurso político israelí “aplicación del Plan Trump”.

El primer ministro Benjamin Netanyahu respaldó abiertamente este enfoque a finales de marzo, poco después de que Israel reanudara la guerra. “Hamás dejará las armas. Sus dirigentes podrán marcharse. Velaremos por la seguridad general de la Franja de Gaza y permitiremos la implementación del Plan Trump de migración voluntaria”, afirmó Netanyahu. “Este es el plan. No lo ocultamos y estamos dispuestos a discutirlo en cualquier momento”.

Estos últimos días, Netanyahu hizo más explícito este vínculo entre la destrucción de edificios civiles y los desplazamientos forzosos. “Estamos destruyendo cada vez más casas: no tienen ningún lugar al que regresar”, dijo, al parecer, en una reunión del Comité de Asuntos Exteriores y Seguridad. “El único resultado que cabe esperar será el deseo de los gazatíes de emigrar de la Franja”.

En diciembre de 2024, la ONU calculaba que el 69% de los edificios de la Franja de Gaza –incluidas 245.000 viviendas– habían resultado dañados, y más de 60.000 edificios habían sido totalmente destruidos. A finales de febrero esa cifra había ascendido a 70.000, según Adi Ben Nun, especialista en SIG (Sistema de Información Geográfica) de la Universidad Hebrea de Jerusalén, que llevó a cabo un análisis por satélite para +972 y Local Call. En marzo se destruyeron al menos otras dos mil estructuras, más de mil de ellas sólo en Rafah.

Actualmente, según un análisis visual realizado por el investigador Ariel Caine para Local Call y +972, más del 73% de los edificios de Rafah y sus alrededores han quedado completamente destruidos, y menos del 4% no presentan daños visibles. La zona contenía aproximadamente 28.332 edificios, que abarcaban desde el corredor Philadelphi hasta el eje Morag.

Algunos de los edificios de Gaza que fueron completamente arrasados por excavadoras o explosivos en demoliciones planificadas habían sido dañados previamente, ya fuera por ataques aéreos o durante batallas terrestres. Sin embargo, un indicador del gran número de estructuras destruidas sin necesidad operativa procede de los datos de la ONU: entre septiembre y diciembre de 2024 –periodo durante el cual no hubo combates intensos en Gaza– resultaron dañados más de 3.000 edificios adicionales en Rafah y unos 3.100 edificios nuevos en el norte de la Franja.

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