Por Alberto Sicilia
En los últimos días habréis escuchado el término «inmunidad de grupo», o «alcanzar la inmunidad de grupo» refiriéndose a la epidemia de coronavirus. Pero, ¿qué es eso de la «inmunidad de grupo»? ¿Cómo podemos calcularla?
Empecemos por el principio, ¿qué significa que una persona es «inmune» a un virus?
Una persona es inmune cuando su cuerpo ha «aprendido» a combatir al virus. El virus necesita introducirse en las células humanas para multiplicarse, y eso no lo puede hacer en una persona inmune.
¿Y cómo podemos saber si una persona es inmune a un virus?
Para saberlo se utilizan los llamados «tests serológicos». Ojo: los test serológicos no tienen nada que ver con los tests que se utilizan para detectar el virus.
Si alguien se recupera de la enfermedad es porque su sistema inmunitario «ha funcionado». El sistema inmunitario es un mecanismo muy complejo compuesto por diferentes moléculas y células. Uno sus elementos fundamentales son los llamados «anticuerpos», una especie de «cerraduras» hechas a medida de cada virus que lo identifican y lo bloquean.
Los test serológicos chequean si una persona posee anticuerpos frente al virus: así sabemos si es inmune frente a la enfermedad o no.
Vale, ya he entendido qué es la «inmunidad individual», pero ¿qué significa la «inmunidad de grupo»?
Una enfermedad infecciosa se transmite de una persona a otra. Pero alguien que tenga el virus no puede transmitírselo a quien ya tiene inmunidad.
Las personas inmunes actúan como un «cortafuegos» de la epidemia.
Se entiende mejor con este gráfico (fuente):
Los círculos blancos representan a las personas susceptibles de infectarse. Los círculos grises son las personas inmunes al virus.
En la parte de arriba tenéis lo que ocurre cuando nadie en la población es inmune. (Una situación que hemos vivido con el nuevo coronavirus). En la parte de abajo lo que pasa si 3/4 partes de la población son inmunes. El número de transmisiones se desploma.
¿Cuánta gente tiene que ser inmune para que podamos decir que existe «inmunidad de grupo»?
Depende de las características del virus y de las medidas de distanciamiento social que se tomen. Cada epidemia tiene asociado un número llamado «R0» que nos dice el número medio de personas a las que transmite la enfermedad una persona infectada. En el ejemplo de la figura, R0=4. Es decir: un caso crea cuatro nuevos.
Un sencillo cálculo matemático nos dice que el porcentaje de población inmune para alcanzar la inmunidad de grupo tiene que ser igual a 1 – 1 / R0
En términos sencillos, si el R0=4, necesitamos que el 75% de la población sea inmune.
¿Entonces no hay más remedio que gran parte de la población se infecte y supere la enfermedad (o muera) para que tengamos inmunidad de grupo?
No. Para eso sirven las vacunas: una sociedad puede alcanzar la inmunidad de grupo sin que los individuos pasen por la enfermedad.
Incluso aquellos que no se vacunan están protegidos por los demás, que actúan como «cortafuegos» de la epidemia.
¿Y mientras tanto?
Afortunadamente el número «R0» no sólo depende del virus, también va cambiando con las medidas de distanciamiento social.
Si R0 es más pequeño que 1, entonces la epidemia va camino de extinguirse. Según el último informe del Ministerio de Sanidad lo estamos ya logrando en casi todas las Comunidades Autónomas.
Pero las actuales medidas de confinamiento no son sostenibles indefinidamente. Por eso habrá que ir regulándolas (detectando muy pronto los casos positivos, aislándolos y trazando a sus contactos), pero prestando siempre atención a «R0».
La inmunidad de grupo no llegará hasta que tengamos una vacuna.
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