En el nombre del padre, del hijo y del helicóptero santo

Milagro apostólico desde las santísimas alturas. No se lo puede perder. El Nuncio apostólico, siempre tan imaginativo, ha decidido celebrar la semana santa desde las alturas. Van a rezar desde las nubes para que este maldito coronavirus se vaya de una vez por todas. “Covid-19, te ordeno que salgas de esos cuerpos decadentes”. No van a donar dinero para la emergencia, no. ¿Qué les pasa?, ni que fueran materialistas. Rezos al por mayor y a 3.500 metros de altura. Vieron que no hay que morirse para ir al cielo, basta con una palanca en la Curia y ya puede ascender en helicóptero.

Por: Hugo el búho.

Monseñor Andrés Corrascosa, representante del Papa Francisco en el país, piensa que bendecir desde las alturas no es cualquier cosa. Debe sentirse una especie de Mesías moderno, un enviado de altísimo vuelo. Y como no se ha comprobado que el coronavirus tenga alas, entonces el sacramento aéreo es segurísimo. Monseñor, con el santísimo sacramento en mano se paseará por Quito, Ibarra, Latacunga, Ambato y Riobamba: tour de rezo y bendición sin poner los pies en la tierra.

Se sabe que también lo replicará en Guayaquil el Arzobispo de la ciudad. Dicen los expertos en teología episcopal ecuatoriana, que primero se pensó en una especie de Papamóvil, pero luego la gente se emociona y no vaya ser cosa que se lancen sobre Corrascosa; así que, para precautelar la integridad del Nuncio, se decidieron por “misa sobre hélice”, una innovación en tiempos de emergencia sanitaria.

El Cristo del Consuelo y Jesús del Gran Poder lo acompañarán en espíritu desde el helicóptero. Esta pandemia todo nos puede quitar menos la procesión por Semana Santa, bueno, ya no con fieles en las calles, porque el Nuncio debió imaginarse que miles de personas en procesión y con mascarilla no era muy aleluya que digamos. Así que si la montaña no va a Mahoma… No, eso es poco cristiano. Si la procesión no va al Nuncio, el Nuncio va en helicóptero, algo así. Y recuerden, quédense en casa, así como él se quedará en helicóptero.

Esa idea original partió como una iniciativa navideña desde que el Nuncio era niño. Siempre amó a Papá Noel y su manera fantástica de volar en trineo con los renos. Ahí está, se dijo hace una semana, esa es la revelación que los santos me comunican. Ser una especie de Papá Noel, pero en helicóptero, no para dar regalos sino para repartir bendiciones en Semana Santa. Y de pasito salgo en los medios de todo el mundo, me gano la voluntad de Francisco y quien quita, sumo puntos en la gente del Vaticano.

Y desde los hogares, apenas aparezca el runtuntún de la nave, todos a rezar para que cese la pandemia. Tomen el evangelio y lean La Pasión. Pueden tomar fotos también, grabar videos y subirlos a las redes sociales para que las multiplicaciones de rezos destruyan este pesado virus. Nada sacan criticando al gobierno y exigiendo respuestas. Nada. Los que se mueren es por voluntad del altísimo. Y si es en ataúd de cartón, mejor. Así, livianos, llegarán más rápido al cielo. Por lo mismo, la curia, plata no va a donar por la emergencia, aunque tenemos de sobra, pero bendiciones por millones, eso sí.

El jueves todos a recibir las bendiciones desde el santísimo helicóptero. Amén.

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