Por: Gabriel Hidalgo Andrade.
Con Yaku Pérez en las presidenciales muere ahogado el sueño correista de apropiarse del movimiento indígena para usarlo como catapulta de regreso al poder
Yaku Pérez se perfila como presidenciable. Tal parece que los números lo favorecen. Tiene el apoyo de su partido y de su militancia. Es un actor emergido de la oposición al gobierno de Rafael Correa y después al de Lenín Moreno. Se lo ve maduro, frugal y aplomado. También se nota que Pachakutic quiere un candidato que satisfaga a sus bases, que conecte con los sectores populares y represente a las clases medidas empobrecidas. Pero no faltan los llorones.
Después de la insufrible discusión entre Leonidas Iza y Rafael Correa sobre quién es de ambos el más izquierdista, el movimiento indígena supo por quién se decantaría. Iza representa lo más radical, anticuado e violento de una organización que le apostará a la pluralidad como estrategia de campaña. Leonidas Iza es un Rafael Correa dentro del movimiento indígena. Con él encabezando una candidatura presidencial sería imposible conseguir acuerdos con otros sectores de la tendencia en la izquierda, centroizquierda y centro pluralista.
Al enterarse de la nominación de Pérez, los correistas pusieron el grito al cielo. Que la nominación responde a órdenes de Otto Sonnenholzner y de Guillermo Lasso, y que la derecha compró a la organización que movilizó a miles en octubre de 2019 para que marginara a Iza y prefirieran a Pérez. Que la CONAIE y Pachakutic están divididos, que se formará un partido indígena paralelo, que todo es un caos. Mientras tanto a Pérez lo eligieron con 26 votos a favor y 6 en contra. Los votos proceden de delegados de todas las provincias del país. ¿Y si Yaku Pérez es su mejor candidato según sus propias encuestas, diálogos y expectativas?
Fantaseaban con ver juntos a Leonidas Iza y a Rafael Correa, en la misma papeleta. Presidente y vicepresidente. Que hubiera arrasado. Pero todo hubiera sido un estrepitoso fracaso
Según su inalcanzable arrogancia, el indígena debe ser tutelado, educado y disciplinado por los exquisitos intelectuales de la sociología posmoderna que militan en una fantasía indescifrable llamada como “verdadera izquierda”, que, para todos los efectos, resulta en personalista, vertical, recalcitrante, intolerante, reaccionaria y antipluralista. Si el movimiento indígena resuelve algo por sus propios fueros, pero que no gusta, repiten como loros que hay una relación de patronazgo con la derecha por no haber consolidado el golpe de Estado de octubre y que éstas son las consecuencias. Qué grotesco.
Con Pérez en las presidenciales muere ahogado el sueño correista de apropiarse del movimiento indígena para usarlo como catapulta de regreso al poder. Fantaseaban con ver juntos a Leonidas Iza y a Rafael Correa, en la misma papeleta. Presidente y vicepresidente. Que hubiera arrasado. Pero todo hubiera sido un estrepitoso fracaso. Cualquiera con un poco de intuición notaría que ambos representan la destrucción de Quito, el terrorismo que incluso los manifestantes rechazaron y el intento de derrocamiento de octubre. Con esta bofetada, el correismo queda atrapado en el extremismo del que no logra salir.
Tal vez Yaku Pérez crece en las encuestas, tal vez es una evolución sostenida, tal vez las bases de la organización lo prefieren, tal vez sus estudios apuntan a apostar por su candidatura. Tal vez Yaku Pérez es el mejor aspirante a la presidencia que puede proponer el movimiento indígena a los sectores de clase media y popular. Pero los racistas del izquierdismo reaccionario no pierden oportunidad de vomitar la absurdez que hay en sus almas.
Fuente: http://ec.globedia.com/la-izquierda-contra-yaku-
pobreza de análisis