por Astrid Riehn
Dará una charla en el Festival de Cine Migrante
Historiador cultural afroamericano y activista de Black Lives Matter, Balagun admite «tensiones» dentro del movimiento antiracista, pero cree en la potencia del momento y habla de «un socialismo con alma».
“Malcolm X dijo una vez que no podés ser capitalista sin ser racista. El racismo está enraizado en el sistema capitalista desde sus inicios. El trabajo que aportaron las personas negras en el nuevo mundo fue el motor del capitalismo: el algodón que levantábamos acá iba a las fábricas de Inglaterra para hacer ropa”, afirma Kazembe Balagun en entrevista con Página/12 desde Nueva York. Historiador cultural afroamericano, activista del movimiento Black Lives Matter y director de proyectos de la oficina de la Fundación Rosa Luxemburgo en su ciudad, está convencido de que los movimientos sociales, sobre todo los que surgen “desde abajo”, deben expresar una visión que desafíe al capitalismo y también al racismo. Y a sus 44 años, tras observar la lucha de “varias generaciones”, cree que Black Lives Matter, el movimiento surgido en 2013 tras el asesinato del adolescente Trayvon Martin en Estados Unidos, “es una fuerza global muy poderosa para construir democracia y solidaridad”.
Kazembe, cuyos estudios unen el arte, el cine y el jazz con el marxismo, los movimientos LGBT y la tradición radical negra, dialogará online y en vivo con el historiador argentino Ezequiel Gatto el próximo domingo a las 22:40 horas en el foco “I can’t breathe” (“No puedo respirar”) del Festival de Cine Migrante, y que lleva como nombre la fatídica frase que pronunciaron varias víctimas negras de la violencia policial en Estados Unidos mientras eran asfixiadas hasta morir. En el foco se podrán ver películas centradas en el racismo y la discriminación como la impactante y personal Did You Wonder Who Fired the Gun, la aclamada What You Gonna Do When The World’s On Fire,Generation Revolution o la argentina Pibe Chorro, de Andrea Testa.
-¿La lucha de clases es la mejor forma de unir a las personas detrás de un mismo objetivo, más allá del color de su piel?
-Absolutamente. Estamos conectados más allá de los límites raciales y de género y tenemos un enemigo común, que es la gente que saca provecho de nosotros. La lucha por la liberación negra nunca fue una lucha por la separación racial. Cuando digo “Black Lives Matter” (“Las vidas de las personas negras importan”), no estoy diciendo que las otras vidas no, sino que importan las vidas de las personas más oprimidas. Una vez que liberemos a la gente negra, podremos liberar a todas las personas. Los movimientos Black Lives Matter o Movement for Black Lives son parte de un movimiento más amplio por una democracia multirracial y económica.
-Hablás de crear “un socialismo con alma”. ¿A qué te referís?
-Como las personas negras siempre estuvimos excluidas de la sociedad, dependemos de lo que llamo formas de vida no mercantilizadas, es decir, redes que están por fuera del dinero, como la amistad, para sobrevivir. Mi idea de un socialismo con alma no está relacionada solo con lo económico, sino también con lo interpersonal. Está relacionado con ver a las personas como iguales, que todos tengan voz. Hablo de extender la familia. Yo estoy influido por la iglesia negra y la tradición del gospel, que dice que todos tenemos una voz. Todos pueden cantar. Cuando me encuentro con una persona negra la llamo familia, hermano o hermana, porque tenemos una experiencia común de racismo. Lo impresionante de Black Lives Matter es que nos dio un hashtag que funciona como paraguas universal. No significa que todos estemos haciendo lo mismo, pero me permite reconocer que alguien que opera bajo ese hashtag en Brasil, por ejemplo, está en una lucha similar a la mía.
-Hace poco un artículo en Los Angeles Times señalaba que muchos blancos consideran al movimiento cooly lo están cooptando.
-Creo que es cool pensar que es cool estar en contra del racismo (risas). Que las estrellas deportivas o de cine de este país respondan al movimiento es una muestra de cuán lejos llegó. Pero como en todo movimiento hay tensiones. Ahora tenés megamillonarios negros que quizá no están interesados en trabajar con la comunidad como en los ’60. Por otro lado, este es un momento muy desafiante para la identidad blanca. Por un lado tenés a Donald Trump y la ultraderecha, con una visión blanca y etnonacionalista. Y tenés personas blancas que quieren estar junto a sus hermanas y hermanos negros y crear otro mundo. En tiempos del comercio de esclavos había esclavistas blancos que se escapaban del barco y corrían hacia la selva africana al grito de: “¡Libérenme! ¡No quiero hacer más esto!». En un barco de esclavos, ellos también eran esclavos.
-¿Cuál es tu opinión sobre los nuevos requisitos de inclusión para aspirar al Oscar a la mejor película de la Academia de Hollywood?
-Muchos de los estereotipos acerca de las personas negras vinieron de Hollywood. Lo que pasa es que Hollywood finalmente entendió que necesita generar imágenes negras positivas. No sólo porque quiere hacer las cosas bien, sino porque entendieron el poder económico negro. Pero además de luchar por nuestra representación en Hollywood, hay que luchar por nuestros derechos económicos. Pasó en los ‘60. Harry Belafonte, Sidney Poitier y Diahann Carroll fueron a la Marcha de Washington con Martin Luther King. Eran activistas.
-¿Qué le decís a los que creen que esas reglas limitan la libertad creativa?
-Los artistas son importantes, pero trabajan dentro de un sistema, una industria que tiene estándares. La idea es romper con ese marco. Yo soy un radical. La verdad es que no quiero reformar Hollywood, quiero destruirlo. Prefiero una cultura cinematográfica de izquierda que no sólo contenga a las personas racialmente, sino también a las mujeres. ¿Por qué no puedo ver una película con una mujer de más de 60 años? Y que no sea una abuela, sino que sea bella y sexy. Hacer una película no debería depender del dinero. Deberías recibir ayuda del Gobierno. Nosotros no tenemos Ministerio de Cultura. Sólo tenemos Hollywood. Por otra parte, no olvidemos que la primera gran película de este país fue El nacimiento de una nación de D. W. Griffith. Y si pensás en la dinámica de poder del sistema de estudios es bastante parecida a la de una plantación esclavista. Tenés a los trabajadores y a un gran jefe, que es un hombre blanco, en la cima, tomando todas las decisiones, con a lo sumo una pequeña señora blanca corriendo detrás de él y obedeciendo órdenes (risas). Hay relación entre la lucha por la justicia racial y la justicia cultural.
-Hablás de crear una cultura negra radical. ¿Qué significa?
-La tradición negra es radicalmente inclusiva. No queremos que seas solo espectador, sino que participes. En la tradición negra eso se llama call and response (llamada y respuesta). Es como en la iglesia negra, cuando el sacerdote dice algo y la congregación responde “amén”. El Teatro Apollo de Harlem, por ejemplo, tiene algo muy hermoso. Cuando termina el show, el hall se llena de gente que queda hombro con hombro. Lleva tiempo salir. Entrás como individuo, pero salís como comunidad.
Películas, charlas y debates online
Festival de Cine Migrante, en la era de la acción
En una 11° edición obligatoriamente a distancia, el encuentro de este año llega caracterizado por los episodios de violencia policial y el desamparo de quienes intentan atravesar fronteras.
Por Oscar Ranzani
La problemática migratoria se ha ido incrementando a la par de las asimetrías entre los países centrales y los periféricos. Los lectores recordarán que hace cuatro años el tema comenzó a “existir” en los medios a raíz del drama de los refugiados sirios que desnudó las discriminatorias políticas migratorias de Europa y que terminó de dejar claro para quienes todavía no lo sabían, o miraban para un costado, lo que implica el hambre en el mundo y la necesidad de encontrar un destino mejor. Pero esto no sucede sólo en Siria: se sabe de la desesperante situación de los centroamericanos que intentan traspasar las fronteras entre México y Estados Unidos y ni qué hablar de los africanos que huyen hacinados en pateras hacia el Viejo Continente. La Asociación Civil Cine Migrante viene dando cuenta de las distintas problemáticas al organizar cada año el Festival de Cine Migrante. Hasta el 29 de septiembre se llevará a cabo la 11º edición del Festival Internacional CineMigrante de manera online acorde a los tiempos de pandemia.
Este año, CineMigrante se une a CURRENTS.FM para contar con una plataforma de exhibición pensada para afrontar los desafíos del contexto actual. Con sus secciones centrales, retrospectivas, charlas y presentaciones, la muestra ofrecerá un espacio de proyección digital pensado para mantener vivo el espíritu de encuentro, que girará en torno a la interacción y el intercambio entre cineastas, invitados y el público para reflejar la práctica comunitaria del cine y fomentar la acción colectiva que es impronta del festival. Esta edición presenta una sección central con tres ejes: I can’t breathe-Fronteras/Necropolítica-Relatos que agujerean la trama. Se trata de un trabajo curatorial que despliega desde diferentes perspectivas la imposibilidad del encuentro con un otro, la consolidación de la necropolítica (modos de gestión de la vida y la muerte determinada ahora por raza y género) y el fortalecimiento del sistema de fronteras.
Uno de los films que presentará esta sección es Generation Revolution, producción inglesa de Cassie Quarless y Usayd Younis. Presentando las poderosas historias de una nueva generación de activistas black & brown de Londres, Generation Revolution explora los éxitos y desafíos inesperados que enfrentan estos jóvenes inspiradores. Motivados por el deseo de un futuro más igualitario, se embarcan en el camino gratificante pero difícil que debe ser pisado para la lucha hacia la liberación. El documental Letal, de las realizadoras brasileñas Natasha Neri y Lula Carvalho, muestra una sucesión de historias de vida de los jóvenes de las favelas de Río de Janeiro, a quienes la estigmatización social los convierte en “sujetos delincuentes”, dando así la legitimidad que la policía posee para asesinar, perseguir y hostigar.
La cineasta argentina Andrea Testa se sentía afectada por la construcción mediática que había sobre los jóvenes en situación de vulnerabilidad social y por cómo se alimentaban los prejuicios y los estereotipos del “pibe chorro”. Hace unos años, Testa se acercó, entonces, a dos amigas que militan en un partido político, pero fundamentalmente porque son trabajadoras sociales. La idea era hacer un taller de video con un grupo de chicos del barrio 22 de Enero, de La Matanza. Así nació el documental Pibe chorro, que podrá verse en CineMigrante. El film no muestra a los jóvenes que son así catalogados. Más que detenerse en los pibes que delinquen, indaga en la mirada social que se construye. Sólo en algunas oportunidades se vale de recursos visuales como una TV en la que uno de ellos habla.
De la mexicana Tatiana Huezo se conocerá la ficción Tempestad, en la que dos mujeres realizan una travesía que hace sentir lo que significa el miedo en el ser humano. Tempestad muestra carreteras, paisajes, miradas; México del norte al sur, en un tiempo donde la violencia ha tomado el control de las vidas, los deseos y los sueños humanos. Those who feel when the fire is burning es un documental proveniente de los Países Bajos, dirigido por Morgan Knibbe, que enfoca en un grupo de refugiados que quieren entrar a Europa de forma ilegal. Van en bote durante una tormenta, cuando un anciano cae por la borda. Conducido por una fuerza misteriosa, y desesperado por encontrar a sus seres amados, su alma viaja sobre la realidad de los náufragos en Europa. El espíritu del anciano observa a personas siendo perseguidas como perros, a un trabajador ilegal, a una madre toxicómana y se desliza en los hacinados refugios de migrantes. Vagando por este limbo, el anciano cuestiona su existencia. Wiñaypacha, del peruano Oscar Catacora aborda la historia de Willka y Phaxsi, una pareja de ancianos de más de ochenta años que viven abandonados en un lugar remoto de los andes del Perú, a más de cinco mil metros de altura. Enfrentan la miseria y el inclemente paso del tiempo, rogando a sus dioses para que llegue su único hijo a rescatarlos.
Junto a las proyecciones, los/as directores/as presentarán sus films y habrá actividades especiales con destacados invitados internacionales. Este año se realizará una retrospectiva de la gran cineasta feminista Sara Maldoror, curada por su hija Annouchka de Andrade y por Chema González, Jefe de Actividades Culturales del Museo Reina Sofía. A partir del asesinato del ciudadano afroamericano George Floyd en manos de la policía, esta sección se hace cuerpo y eco del grito de ahogo que atraviesa hoy todos los territorios donde la persistencia de la colonialidad quiere disponer del aire, la vida y la existencia de miles de personas. Habrá películas que reflejan las imágenes de miles de jóvenes racializados que se unen bajo un mismo grito: “No podemos respirar”.
Entre las charlas se destaca “I can’t breathe. Un grito desde la perspectiva del movimiento Black Lives Matter”, que tomará la modalidad de un diálogo con Kazembe Balagún, activista de Black Lives Matter. También se ha previsto la mesa “Las vidas faveladas importan. Un grito de mujeres organizadas”, a través de un diálogo entre las directoras Natasha Neri y Andrea Testa, junto a las madres de menores asesinados por la policía de Río de Janeiro. El encuentro “Mujer de frontera. Defender el derecho a la vida no es delito” propone un diálogo con Helena Maleno (Marruecos/España); en tanto, “Gestión de la frontera, modo de gestión de la muerte” ofrecerá una charla con Sandro Mezzadra (Italia).
“Noches Extrañas/Strangers in the night” es la sección de cine de medianoche en donde los “cuerpos extraños” aparecen en escena; donde la alteridad se conforma como un hecho político, como potencia. Realizar esta sección viviendo la pandemia del coronavirus es para los organizadores una apuesta a recuperar la noche como acto político de desdibujamiento de los contornos corporales, de las fronteras de clase. Se propone como un lugar para volver a decir: Todo cuerpo es político. Algunos de los films que se podrán ver son Bixa Travesty, de Claudia Priscilla y Kiko Goifman; Brown girl begins, de Sharon Lewis, y Bruk out, de Cori McKenna.
- Para acceder a la programación es necesario generar un usuario en el sitio del festival.
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