Demasiado revuelo ha causado la participación de la asambleísta Pierina Correa en un evento provida. Como si fueran una novedad sus posturas ideológicas. La adhesión de la familia Correa Delgado a los círculos confesionales más ultramontanos de las élites guayaquileñas data de muchos años atrás. No es necesario más que pasar revista a ciertos hechos para confirmarlo. Que su hermano menor se haya encaramado sobre la espalda de una izquierda oportunista y despistada para llegar a Carondelet es materia de otra historia. Harina de otro costal.
La madre de la familia jamás negó su cercanía y afecto por León Febres Cordero, líder indiscutible de la rancia derecha ecuatoriana y, de paso, contumaz homofóbico. La noticia de que Norma Delgado fue a despedirse personalmente del expresidente en sus últimas horas llamó la atención de algunos sectores políticos, mientras los correístas obtusos miraban hacia otro lado.
Al final, y como consecuencia de estas amigables relaciones familiares, los socialcristianos aseguraron una cuña inamovible y decisiva en el gobierno de Alianza PAIS: Alexis Mera. La elaboración de una jurisprudencia reaccionaria y punitiva estuvo a su cargo.
El hermano mayor, Fabricio, jamás ha negado sus vínculos con los círculos religiosos más conservadores del puerto principal. Es más, cada que puede expresa su gratitud con Gustavo Noboa, otro expresidente que tampoco disimulaba sus creencias profundamente curuchupas.
El hermano menor, Rafael, sacó durante su paso por la Presidencia todo un arsenal de prejuicios y taras moralistas dignas de un manual de conducta del nacionalcatolicismo franquista. Basta recordar su política supuestamente orientada a prevenir el embarazo adolescente para que se nos pongan los pelos de punta. El Plan Familia, cuyo encargo quedó en manos de una numeraria del Opus Dei y cuya joya era la abstinencia sexual, contravino todos los avances en derechos sexuales de las últimas décadas. En ese tema, la posición del expresidente Correa se ubica inclusive a la derecha del actual primer mandatario, lo cual es decir mucho.
Que al interior de UNES algunas voces timoratas hayan salido a cuestionar la decisión de la asambleísta Correa solamente confirma el grado de sometimiento al que están expuestos los militantes de esa tienda política. Al menos, los correístas de cepa. Al parecer, la familia del caudillo sigue siendo intocable para efectos de asegurar el “proyecto”, tal como ocurrió con el caso del Gran Hermano, el cimiento sobre el cual se edificó el sistema la corrupción que operó impunemente durante una década.
Han tenido que ser las organizaciones de la sociedad civil las que saquen la cara en defensa de los derechos de tantas niñas y adolescentes perjudicadas por estas iniciativas que, además de anacrónicas, pueden estar incurriendo en un delito. Exponer a menores de edad con fines políticos está severamente sancionado en las leyes ecuatorianas. Peor aún tratándose de una autoridad de elección popular.
Julio 3, 2021
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