[Opinión] Corrupción: el ratón y el queso

Que la corrupción sea un grave problema nacional no es ninguna novedad. Lo novedoso es que se haya convertido en una preocupación central para la gente. Por primera vez en nuestra historia existe la sensación de que esta purulencia ha permeado a toda la sociedad. No hay institución, región ni lugar del país donde no aparezcan a diario escándalos de corrupción.

La mayor amenaza para la convivencia social es que, desencantados por la ineficacia y la impotencia de los sistemas de control, todos terminemos naturalizándola. El lema de si todos roban por qué no yo, que solía estar circunscrito a ciertos espacios de la administración pública, puede extenderse como mancha de aceite. Actividades cotidianas que antes reflejaban un sólido sentido de la confianza colectiva empiezan a contaminarse.

¿Cómo responder a una amenaza que puede ser tan devastadora como el narcotráfico? Hasta ahora, las iniciativas surgidas desde los gobiernos de turno no han servido sino como cortinas de humo, precisamente para tapar el problema. Durante los catorce años de gobiernos de Alianza PAIS se anunciaron, con bombos y platillos, varias medidas anticorrupción. Las secretarías de Estado se sucedieron con la misma diligencia con que se incrementaba el saqueo de los fondos públicos. Es más, si alguno de los funcionarios nombrados para presidirlas asumía con mediana seriedad su responsabilidad, era removido inmediatamente. Sobre todo, cuando el ovillo de la corrupción se iba acercando a los jerarcas del gobierno.

Al final, el desinterés planificado en la lucha contra la corrupción fue hábilmente disimulado tras una bulliciosa verborrea sobre la honestidad. Los discursos y las declaraciones oficiales hacían alarde de unas acciones que solamente buscaban el aplauso. En la práctica, el desangre de las arcas del Estado alcanzó dimensiones siderales. Lo acaba de ratificar el presidente Lasso: en tres lustros, las administraciones correomorenistas se alzaron con la bagatela de 70.000 millones de dólares. Es decir, 406 millones mensuales, monto suficiente para comprar la complicidad y el silencio de medio mundo. Por eso fracasó estrepitosamente la lucha contra la corrupción.

Hoy, el gobierno repite más de lo mismo: ha anunciado la suscripción de un memorando de entendimiento con la ONU para combatir la corrupción. Aunque los detalles no han sido precisados, se entiende que se articulará a diferentes organismos del Estado en función de un plan que durará dos años. No están claras ni las potestades, ni las condiciones, ni el financiamiento, ni los alcances de esta nueva entidad. A lo mucho, se sobrentiende que el gobierno se comprometerá frontalmente con esta cruzada por la virtud pública.

En estas circunstancias, la interrogante es si esta entidad podrá supervisar al mismo gobierno que la creó y que la integra. Que el ratón cuide el queso no es una buena idea.

 

Septiembre 16, 2021

 

Acerca de Juan Cuvi 180 Articles
Miembro de la Comisión Nacional Anticorrupción (CNA), Master en Desarrollo Local. Director de la Fundación Donum, Cuenca. Exdirigente de Alfaro Vive Carajo, Parte de la Red Ecudor Decide Mejor Sin TLC.

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