La política ecuatoriana vuelve a mostrar sus costuras, ese simulacro cínico y descarnado donde se dirimen los conflictos entre los grandes grupos de poder. Los discursos se caen a pedazos; ya no sirven de artilugio para formalizar las instituciones o para justificar un sistema que ha terminado convertido en un cascarón.
Los papeles de Pandora han desnudado una realidad que toda la sociedad fingía ignorar. Los empresarios ecuatorianos siempre han camuflado sus intereses puros y duros bajo el ropaje de una astuta sensiblería patriótica. Hoy, inclusive el argumento de la inversión productiva y la generación de empleo se desmorona a la luz de los paraísos fiscales, esas zonas sagradas donde reina la gloria del capital especulativo. La gran diferencia es que las revelaciones a las que hoy asistimos no son una manifestación de Dios, como reza la tradición bíblica, sino un presagio del infierno moral y judicial de los involucrados.
Pero como dicen que las desgracias nunca vienen solas, parece que tenemos un complemento del mismo calibre que los papeles de Pandora: las confesiones de Alex Saab, el nuevo profeta del lavado de activos. Aquellos políticos, dirigentes y altos funcionarios del ala progresista que también hayan escondido sus fortunas mal habidas tendrán que poner las barbas en remojo. La guerra de los cueros al sol que se avecina no solo desnudará la hipocresía de la política, sino que pondrá en pindingas al propio sistema.
Todavía es pronto para conocer lo que saldrá de las declaraciones de Alex Saab. Es más, conociendo las prácticas intimidantes y extorsivas de las autoridades gringas, es probable que mucha información permanezca en las sombras. No será la primera vez que una información ultra delicada sirva como baza para negociaciones estratégicas de cualquier tipo. Habrá que ver cómo se mueven las frutas para deducir el grado de impacto de estas eventuales revelaciones en la política criolla.
No obstante, es factible realizar algunas especulaciones a partir de datos que han sido hechos públicos. Por ejemplo, la sorpresiva visita a Carondelet de dos altos jerarcas del correísmo a solicitar clemencia presidencial; o las conversaciones telefónicas del máximo líder socialcristiano con su homólogo correísta en busca de un acuerdo misterioso; o la visita al Ecuador de un funcionario de primer rango del gobierno de los Estados Unidos. Tantos indicios dan para pensar mal.
En efecto, para nadie es un secreto que los grandes intereses económicos y financieros –nacionales y transnacionales– que operan detrás de la tres principales fuerzas políticas involucradas en estas disputas paradisíacas (lassistas, socialcristianos y correístas) están pujando por sus respectivos intereses. En este tira-y-jala, las presiones o amenazas pueden venir desde distintos ángulos y tener distintas formas. Pueden presentar el semblante de una destitución presidencial, una muerte cruzada, el destape de alguna inversión ilícita en el exterior…
Sin embargo, la trifulca, como tantas otras veces, también puede terminar en una tranza olímpica. A fin de cuentas, a ninguno de los involucrados les interesa poner en riesgo su patrimonio. La vida paradisíaca de los jerarcas de las tres tiendas mencionadas vale más que una victoria formal en el caricaturesco campo de la política.
Octubre 20, 2021
Créditos de la imagen:
• Pandora vs Saab está licenciada como CC BY 4.0
Créditos de la imagen destacada:
• Pandora vs Saab está licenciada como CC BY 4.0
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