En estos días se debatió la Ley de Interrupción del Embarazo por Violación en la Asamblea Nacional. La polarización de posturas respecto de la necesidad de establecer plazos, o la presión para no establecerlos, marcó el debate.
Por: Por: Alames Ecuador, Xavier Maldonado, Erika Arteaga y Juan Cuvi.
ALAMES Ecuador al país
El mundo está atravesando una crisis múltiple. El Ecuador está inmerso en una polarización de posturas que dificultan aun más los acuerdos mínimos para la convivencia en una sociedad, en un Estado de derechos (por el momento, lo que tenemos).
Como miembros de la Asociación Latinoamericana de Medicina Social (ALAMES Ecuador) sabemos que no es fácil navegar en estos tiempos tan confusos, complejos y tensos. Un ejemplo muy concreto es la polarización de posturas respecto de la vacunación durante la pandemia. Nosotros mismos, como colectivo o con nuestras redes cercanas, hemos experimentado las fuertes tensiones y discrepancias respecto de la eficacia de la vacunación, el uso de medidas preventivas, la evidencia de las revistas médicas especializadas, etc. En medio de estas tensiones, y a pesar de los puntos de vista disímiles, no nos queda más que seguir apostando por el trabajo, procesar los conflictos dialogando y defendiendo puntos de vista con pasión y sin perder la cabeza, dar espacio al otro para escucharnos mutuamente. Sabemos que nosotros mismos no somos el enemigo.
En estos días se debatió la Ley de Interrupción del Embarazo por Violación en la Asamblea Nacional. La polarización de posturas respecto de la necesidad de establecer plazos, o la presión para no establecerlos, marcó el debate.
ALAMES Ecuador ha apoyado la lucha de las mujeres durante varios años. Al igual que decenas de organizaciones a nivel nacional, presentamos un amicus curiae para aportar a la consecución de la declaración de la Corte Constitucional favorable al aborto, y apoyamos la soberanía del cuerpo de las mujeres y el aborto en condiciones seguras.
Sin embargo, también somos conscientes de que la realidad del Ecuador es distinta de la de los países más urbanizados del Cono Sur y de los países industrializados. En una sociedad en la que se condena a las mujeres, niñas y adolescentes a la violencia sistemática por parte de parejas, padres, hermanos, primos, tíos o abuelos violadores en su entorno cercano, no cabe duda que se debe seguir peleando por el aborto y por un acceso a una justicia reparadora que no las revictimice, sobre todo en zonas rurales, en pueblos y nacionalidades indígenas, donde las víctimas carecen de recursos económicos y, por lo mismo, se someten a condiciones insalubres para practicárselo.
Nos falta mucho camino por recorrer. Sin embargo, ante la realidad concreta de un país donde el confesionalismo todavía permea a toda la sociedad, haber logrado que se apruebe el aborto por violación es un avance innegable para profundizar los derechos de las mujeres, niñas y adolescentes y proteger su dignidad. Por eso, contar con la ley que fue aprobada en la Asamblea Nacional constituye un inicio. No es la meta última ni el final de la trayectoria de la lucha histórica de nuestras compañeras, sino el punto de partida para seguir avanzando en la consecución de un país en el que la lucha contra la violencia que afecta a mujeres, niñas y adolescentes sea una prioridad del Estado ecuatoriano y no solo un discurso de campaña electoral.
Creemos que se debe dialogar sin dogmatismos ni esencialismos, evitando posturas que se niegan a procesar las discrepancias. Con toda seguridad, se avecinan tiempos duros, pero solo se podrá construir lo mejor para la sociedad ecuatoriana (y para sus mujeres, niñas, adolescentes) con el diálogo y la escucha de puntos de vista divergentes.
Febrero 18, 2022
Créditos de la imagen:
• Vigilia por ley de aborto en casos de violación - El Comercio está licenciada como CC0
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• Vigilia por ley de aborto en casos de violación - El Comercio está licenciada como CC0
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