[Opinión] Ucrania desnuda las incoherencias de la izquierda

¿Qué implica que grupos, partidos y personajes autocalificados de izquierda defiendan al régimen criminal de Ortega, reivindiquen al régimen corrupto de Maduro o justifiquen la invasión rusa a Ucrania con la más enconada vehemencia? Pues la total desacreditación de la izquierda. Hacerla aparecer como una opción política incoherente, trasnochada y, sobre todo, contraria a las agendas de cambio más contemporáneas.

El conflicto en Ucrania ha destapado unos alineamientos que, si hace 70 años daban vergüenza, hoy resultan inconcebibles. Cuando la Unión Soviética arrasó con sus tanques la resistencia popular en Checoslovaquia y Hungría, la confrontación entre socialismo y capitalismo sirvió de justificación para la izquierda más sectaria, y de bálsamo para quienes empezaban a dudar si esos métodos realmente apostaban por un mundo más democrático e igualitario. Hoy, la guerra desatada por Rusia ya ni siquiera puede apelar a ese antimperialismo bobo con el que se dejaron pasar tantas barbaridades.

Suponer a estas alturas que este conflicto expresa una contraposición de sistemas o de proyectos de sociedad es una ingenuidad. Lo que sí existe es una contraposición de intereses de la misma naturaleza. Rusia vive un capitalismo aún más salvaje que el de los regímenes neoliberales de occidente; cuenta entre sus élites con multimillonarios que harían palidecer de envidia a la mayor parte de empresarios de los Estados Unidos o del resto de Europa; apadrina corporaciones que se disputan a dentelladas los recursos planetarios. El conflicto, en ese sentido, está más cercanos a lo que fue la I Guerra Mundial que a lo que fue la Guerra Fría.

La gran diferencia es que ahora esos intereses en pugna son más difusos. El imperialismo de bandera que operaba hace un siglo (y que motivó a Lenin a escribir su célebre análisis) ha sido reemplazo por un imperialismo corporativo que juega en múltiples mesas y con las más diversas identidades. Lo que está en disputa es el reacomodo del capital hegemónico en su relación con las zonas, pueblos o países subordinados o periféricos.

En ese sentido, Ucrania deja de ser Europa para convertirse en un país del sur global a ser expoliado. Tal como ya ocurrió con Grecia hace una década. Poco importó que Grecia sea la cuna de la civilización occidental. Para la troika financiera, era un país desordenado e informal, incompatible con los procesos de acumulación capitalista. Que esté ubicado en Europa no implica que cumpla con los cánones impuestos por los países europeos más ricos. Y Rusia, por historia y poderío, se siente con todo derecho parte de esa élite geopolítica.

Que por todas partes aparezcan pronunciamientos más desubicados que epidemiólogo en pandemia no cambia las cosas. A menos que tengan un trasfondo más ramplón. Por ejemplo, pagar favores. Es lo que se percibe en el comunicado difundido a nombre del Grupo de Puebla, suscrito por algunos políticos impresentables, donde poco faltó para que le echaran loas a Putin y su cruzada revolucionaria.

 

Marzo 1, 2022

 

Acerca de Juan Cuvi 180 Articles
Miembro de la Comisión Nacional Anticorrupción (CNA), Master en Desarrollo Local. Director de la Fundación Donum, Cuenca. Exdirigente de Alfaro Vive Carajo, Parte de la Red Ecudor Decide Mejor Sin TLC.

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