[Opinión] El gran moralizador

Por enésima ocasión la corrupción vuelve a copar el centro del debate nacional. Son tantos los escándalos que, poco a poco, y peligrosamente, esta anomalía va naturalizándose. La vieja y peregrina idea de que a la política hay que ir a enriquecerse a cualquier costo termina convertida en virtud. Quien no roba en la función púbica es un pendejo.

En medio de la avalancha de casos valdría la pena hacer un recuento de los incidentes difundidos tan solo en los últimos días, para darnos cuenta de la dimensión del problema: Petrochina, ISSPOL, exesposo de la alcaldesa de Guayaquil, Carlos Pólit, negociaciones entre el presidente Lasso y un grupo de asambleístas, archivo de la ley para sancionar el cabildeo, evasión de impuesto de un excandidato presidencial…

En semejante escenario, el presidente Lasso ha decidió abanderarse de la lucha contra la corrupción. Pero como todo en nuestra política tiene de cal y de arena, toca interpretar cuál puede el verdadero propósito de esta cruzada moralizadora.

Una primera explicación podría ser su intención por diluir su corresponsabilidad, en calidad de funcionario público, cuando se tomaron medidas devastadoras contra la economía nacional. En concreto, mientras fungió como Superministro de Economía en el gobierno de Jamil Mahuad. El feriado bancario, la dolarización y el posterior salvaje de las instituciones financieras quebradas sembraron demasiadas dudas respecto del papel de los banqueros en la crisis de 1999-2001. Sobre todo, por los negociados con la emisión y venta de los Certificados de Depósitos Reprogramados (CDR), un atraco que deja secuelas hasta el día de hoy.

Un segundo objetivo podría ser echar tierra sobre los papeles de Pandora. A pesar de la absolución que recibió de parte de la Asamblea Nacional, el esclarecimiento de su posible vinculación con los paraísos fiscales sigue siendo una asignatura pendiente. Y no porque pudieran existir actos de corrupción, sino por una conducta ética impropia para un estadista.

Una tercera explicación puede ser la necesidad de condicionar apoyos políticos a través de la presión pública o la intervención judicial. Nada nuevo en nuestra malograda política. Frente a la total incertidumbre para recurrir a la muerte cruzada, puede ser útil ablandar a ciertos antagonistas y forzar acuerdos en mejores condiciones. Ya lo insinuó el flamante ministro de la Política con su llamado al diálogo con todos los sectores.

Una cuarta posibilidad sería su decisión de irse con todo en contra de la oposición. Si vemos el panorama, en el paredón están las principales fuerzas políticas del país: UNES, PK, ID y PSC, cada una arrastrando sus propios pecados. Enfundarse el traje de gran moralizador del país puede serle útil a la hora de invocar el apoyo ciudadano en contra de sus enemigos, siempre y cuando el tiro no le salga por la culata, como seguramente ocurra con una consulta popular.

En síntesis, nada está claro. Hasta se podría suponer que todo obedece a un arranque catequizador del primer mandatario.

 

Marzo 31, 2022

Acerca de Juan Cuvi 180 Articles
Miembro de la Comisión Nacional Anticorrupción (CNA), Master en Desarrollo Local. Director de la Fundación Donum, Cuenca. Exdirigente de Alfaro Vive Carajo, Parte de la Red Ecudor Decide Mejor Sin TLC.

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