Cómo operan los trolls y bots en las redes sociales: PUCE como estudio de caso durante el Paro Nacional

Por Decio Machado

En la actualidad definimos como un troll en Internet a aquellas cuentas o perfiles que posicionan comentarios en las plataformas digitales buscando generar controversias y fomentar el conflicto entre sus usuarios. 

El trolling o troleo, la actividad que desarrolla un troll, puede estar dirigido hacia una entidad o institución al igual que hacia una persona en concreto. Cuando en este último caso el troll persiste en atacar a esa persona de forma permanente, podríamos estar ante un tipo de ciberbullying (ciberacoso) en el que la víctima es acosada por el troll y aquellos que le siguen el juego en redes sociales o foros donde tenga presencia.

Aunque en las redes sociales se distinguen diferentes tipos de troll, el que predomina en el ámbito de la política son los “haters”, personas a las que les mueve el odio hacia alguna sensibilidad ideológica, organización política, persona o institución con la que están en desacuerdo. Utilizando la terminología digital, los hater gonna hate se caracterizan por ataques muy agresivos basados en el insulto, el desprecio y la mentira, todo ello bajo el objetivo de mancillar la reputación de lo que consideran como antagonista.

Con el paso del tiempo y la sofisticación de las estrategias digitales se conformaron los troll centers, nodos que administran cuentas troll de forma masiva, buscando amplificar sus impactos viralizando contenidos tóxicos en la Internet.

Fruto del desarrollo en el ámbito de la programación, los trolls coexisten junto a los bots -robots que trabajan mediante un algoritmo repetitivo que permite difundir esta información de forma masiva-, desarrollándose los netbots, que son mensajes automatizados por bots con el objetivo de llegar a audiencias aún más amplias.

Examinando el Paro Nacional del pasado mes de junio desde una estricta perspectiva de análisis sobre la disputa político narrativa que tuvo lugar durante esos días, y en particular como esta se dio en las redes sociales, podemos visibilizar -bajo estudios concretos de casos- el rol que desarrollan los trolls center y sus bots ante este tipo de acontecimientos políticos.

Contexto socio-político

Entre el 13 y el 30 de junio del presente año varias organizaciones sociales -con la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE) a la cabeza- protagonizaron fuertes movilizaciones en rechazo a las políticas económicas y sociales del gobierno del presidente Guillermo Lasso. Todo ello tuvo lugar apenas pocos días después de que este hubiera cumplido su primer año de mandato.

Mientras la CONAIE y su entorno se movilizaban en aras a un pliego de reivindicaciones compuesto de diez demandas sociales, el Gobierno -en contraposición- denunciaba la existencia de un intento de “golpe de estado” financiado por el narcotráfico e impulsado bajo una estrategia desestabilizadora diseñada por su principal opositor político en el ámbito institucional, el correísmo.

Como sabemos, en la lucha discursiva política la verdad o la mentira son conceptos relativos que poco aportan a la hora de entender la realidad de las cosas. Una explicación política es cierta si produce los efectos tales como si fuera cierta, más allá de que lo sea o no. La verdad es verdad para quienes dicha “verdad” les genera consenso en relación a una identificación política determinada.

Así las cosas, mientras por un lado los sectores sociales en lucha y sus entornos ideológicos se sentían identificados bajo el relato de ponerle freno a las agresivas políticas neoliberales impulsadas desde el Gobierno, desplazando durante esos días de la centralidad política al establishment tradicional. Por otro, los estrategas gubernamentales buscaban posicionar un relato que ninguneara al sujeto protagonista de las protestas, situando a los indígenas como un grupo poblacional incapaz de pensar por sí mismo y, por lo tanto, subordinado a la manipulación política y de redes delincuenciales. 

Más allá de los acontecimientos desarrollados durante estos 18 días de lucha social y de brutal represión por parte del aparato coercitivo estatal, tras la finalización de las movilizaciones quedaron visibilizadas fundamentalmente dos cuestiones: los problemas estructurales que históricamente han sido ignorados e incluso opacados por los distintos gobiernos de este país y la brutal fragmentación social existente entre clases sociales, etnias y campo/ciudad.

La disputa político narrativa

En comunicación política, “preactivar” –priming en inglés- significa preparar a un sujeto o comunidad de sujetos para que sean sensibles a una determinada línea argumental. De esta manera, se busca que los contenidos que son preactivados queden alojados en nuestro universo de argumentos plausibles. En otras palabras, es instalen en nuestro lóbulo frontal.

En este contexto y ante los reclamos de los sectores sociales movilizados que exigían al Gobierno Nacional acciones que reequilibren la balanza de un pacto social que hoy está roto y muy desequilibrado en favor de los sectores más privilegiados, la estrategia gubernamental consistió en posicionar entre sus bases y sectores afines un razonamiento motivado (mecanismo cognitivo mediante el cual grupos sociales con una conclusión ya en mente tienden a aceptar como evidentes narrativas explicativas que sostengan sus creencias o descarten aquellas que las contradigan, más allá de la inexistencia de pruebas al respecto) que polarizó de forma binaria el conflicto: Demócratas defensores de la institucionalidad democrática vs Golpistas, terroristas y narcotraficantes.

Si bien es cierto que la sencillez de este discurso dicotómico estupidiza el mensaje simplificándolo a un punto que minimiza la capacidad receptiva de la sociedad ecuatoriana, también lo es que la intervención política es una práctica que busca reducir la lectura de lo existente a fin de hacernos optar por un bando frente a otros.

Ya en el ámbito de lo digital, lo anterior permitió la pertinente descarga de endorfinas a ambos lados de una trinchera binariamente diseñada que devenía del goce que provoca la validación de creencias en entornos identitarios; esto es, la región de la red en la cual cada uno vivimos y que por diseño algorítmico tiende a homogenizar nuestro pensamiento bajo lógicas de teoría comunicacional y psicología política, más allá de que estas tengan o no congruencia. En definitiva, las columnas que sostienen nuestras certezas en la modernidad ya no provienen de la consciencia o el pensamiento profundo, sino tan solo de nuestros pares. Aquel socrático “solo sé que no sé nada” de antaño quedó en la actualidad desplazado por un aristotélico “me lo contaron mis amigos”.

Cuanto mayor es la distancia entre la señal y el ruido -información con ausencia de datos fehacientes- la actualización de nuestras creencias negocia entre información parcial y habitualmente mal intencionada que recibimos y nuestros prejuicios. Es desde ahí, donde los juicios políticos de valor descalificativos y las fake news, promocionados por trolls y bots, invitan a apoyar -desde los balcanizados campos de las convicciones- enunciados falsos para producir un daño al que se considera como oponente.

Los mecanismos en acción: Fuego cruzado contra la PUCE durante el Paro Nacional

Un ejemplo útil para analizar la lógica y los efectos de estos mecanismos digitales en acción, es la guerra digital desplegada contra la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE) durante el Paro Nacional.

Cabe comenzar este apartado señalando que los sistemas de calificación aplicados para puntuar la excelencia de las universidades suelen ser muy discutibles y se insertan en el paradigma de  la educación mercantilizada. Además, pueden ser manipulados fácilmente cuando existen recursos para elevar artificialmente su grado de excelencia; por ejemplo, hay universidades en Ecuador que pagan para que académicos de instituciones de enseñanza superior de otros países publiquen sus artículos con el nombre de su universidad a fin de posicionarse en distintos rankings internacionales. Sin embargo y más allá de lo anteriormente enunciado, no podemos ignorar que hay rankings de clasificación mundial de universidades como QS World University Rankings -considerado como uno de los estudios más serios al respecto y avalado por la prestigiosa firma británica Quacquarelli Symonds– entre otros, donde se posiciona a la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE) como la segunda mejor universidad del país.

A diferencia de otros rankings de clasificación más cuestionables, QS World University Rankings considera cinco diferentes factores de medición integrados y metodológicamente sostenidos: reputación académica; reputación del empleador; reputación estudiante – facultad; citaciones por facultad, así como relación de catedráticos internacionales y estudiantes internacionales.

La PUCE, con 75 años de trayectoria académica, puede alardear de tener más de 3.200 artículos científicos publicados en los últimos cinco años sin necesidad de recurrir a remunerar a profesores extranjeros para que publiquen con su nombre. Tan solo en 2021 posicionó 301 artículos en revistas indexadas (176 SCOPUS, 2 WoS y 96 en otras bases reconocidas, además de 26 en revistas no indexadas), está en el Top 25 del Performing Universities in International Joint Publication y en puestos destacados en otros tantos rankings globales del ámbito académico. En paralelo, la PUCE incrementó -tan solo en 2021- el 18% de su oferta académica, duplicando el número de docentes con experiencia de internacional, entre los que se encuentran doctores destacados en el campo de las Ciencias Biológicas, Seguridad Alimentaria, Arquitectura Sostenible, Medicina, Derecho, Economía e incluso en Biología Molecular. 

Pues bien y por sorprendente que parezca, es sobre una institución académica de esta categoría sobre la cual, desde determinados actores con intencionalidad política, se estructura un red ficticia de viralización de contenidos que tiene como objetivo posicionar información tóxica respecto a: que la calidad académica de la PUCE se deteriora de forma acelerada en todos los sentidos, que la institución está económicamente quebrada, y que la universidad se politizó y se volvió un bastión del correísmo.

Mediante la aplicación de herramientas tecnológicas de social listening, analítica de desempeño en redes sociales e identificación de perfiles de usuarios, combinado con el análisis a partir de evidencias, evaluación de la información digital y contraste de fuentes, podemos identificar que esta narrativa tuvo y tiene como objetivo final golpear a la institución posicionando como responsable principal de este falso deterioro a la figura del actual Rector de la PUCE, el jesuita Fernando Ponce León, quien lleva desde octubre de 2015 ejerciendo en el cargo tras haber sido reelegido en sus funciones hace poco más de un año.

Es así que incluso un día antes de que empezase oficialmente el Paro Nacional, algunos reconocidos actores políticos identificados con el fundamentalismo ultraconservador, junto a un conjunto de cuentas anónimas utilizadas de forma habitual para la emisión de contenidos políticos descalificatorios comienzan a posicionar mensajes de ataque a la PUCE y a su Rector que son automáticamente replicados por trolls anclados a troll centers y reverberados por bots.

Como ejemplo significativo de lo que es el modelo estratégico de acción de un troll center, apoyado por bots, que viraliza mensajes emitidos desde una cuenta que emite mensajes de difamación política, rescatamos las líneas narrativas principales y algunas cuentas activadas en las 24 horas previas al Paro Nacional en relación al caso de estudio PUCE:

Tweet posicionado por Andrés Castillo Maldonado, un abogado de poca monta alineado con esos sectores a los que llaman “quiteños de bien” y conocido firmante de manifiestos políticos impulsados por la ultraderecha española.

Tweet posicionado por cuenta anónima, la cual se caracteriza por el escaso de nivel de elaboración de sus mensajes y tonos de descalificación política insultante a sensibilidades políticas no conservadores.

Tweet posicionado por troll hoy actualmente suspendido debido a las periódicas limpiezas sobre cuentas falsas que se están realizando en esta red social.

Tweet posicionado por cuenta anónima que dice ubicarse en Singapur, troll asociado a la Red De Twiteros Democráticos y que opera en ataques descalificadores a cualquier posición políticamente no conservadora, así como en defensa del Gobierno Nacional.

Cuenta anónima, pero de personaje real con posicionamiento de mensajes diversos, artículos de lujo y políticamente asociado al mundo taurino y los autodenominados llamados “quiteños de bien”.

Cuenta anónima que se caracteriza por el escaso rigor de sus mensajes, básicamente actúa como replicador de otras cuentas y fundamenta sus contenidos en descalificaciones al mundo indígena y posiciones ideológicamente progresistas.

Más allá de las aquí señaladas, la lista de cuentas implicadas es larga y se interrelacionan entre sí retuiteando los contenidos de influenciadores políticos e interactuando sobre los mensajes de estos y otras cuentas afines. Este modelo de intervención se dio a lo largo de los 18 días de Paro Nacional, atacando a la PUCE e interactuando también contra otras personas, instituciones o lógicas de pensamiento político a las que descalifican. En resumen, operan como amplificadores de negatividad replicando los valores más reaccionarios de las elites quiteñas, asentados sobre un imaginario de blanquitud propio de la colonialidad del poder. 

Estos ecosistemas digitales generan entre sí ampliación de ruido tóxico tal y como lo demuestra a modo de ejemplo el gráfico siguiente:

A través de estos ecosistemas digitales forzadamente conducidos por agencias de troll centers y bots remunerados, se busca crear contradictores ante la falta de atributos políticos a posicionar por sus mentores, ubicando una causa que obligatoriamente debe tener nombre y apellidos -en este caso posicionando como responsable de una catástrofe ficticia al Rector de la PUCE-, pero a la vez autodefiniéndose como los enemigos de los enemigos de Quito, de la PUCE o de la institucionalidad democrática nacional. Es decir, como unos pretendidos nuevos héroes de la ciudad.

De esta manera y en apenas 24 horas, la estrategia de los troll centers auspiciados por influencers digitales con pretensiones políticas transformaba un ámbito digital antes positivo en uno negativo respecto a la percepción sobre la PUCE, sin la existencia de ninguna acción o decisión que justificase esta reacción:

Entendiendo como una presa fácil a una institución académica que se posiciona como neutral en el ámbito de las disputas políticas, al igual que los leones en medio de una cacería estos ecosistemas digitales segregaron durante 18 días hartas cantidades de cortisol y adrenalina.

Durante los días en que se mantuvo el Paro Nacional la PUCE no abrió sus puertas como centro de paz y acogida de mujeres y niños. En esta ocasión, fueron instituciones académicas como la Universidad Central del Ecuador y la Universidad Politécnica Salesiana las que desarrollaron dicho rol. Sin embargo, los ataques contra la PUCE y su Rector se mantuvieron a lo largo de todo el conflicto retuiteándose y retroalimentándose entre cuentas cuentas trolls que buscaban posicionar tendencia.

Incluso alguno de los medios de comunicación digitales alineados al oficialismo y popularmente conocido por hacer “periodismo de alquiler” -priorizan el beneficio económico por encima de la ética periodística- llegó a posicionar mentirosamente en uno de sus textos que tras la movilizaciones de Octubre de 2019 “la Universidad Católica tuvo una pérdida brutal de prestigio en la opinión pública y sufrió una reducción de las matrículas de un 25%”.  La realidad al respecto es que desde el impacto de la pandemia hasta hoy la PUCE ha ido incrementado paulatinamente su tasa de estudiantes inscritos, admitidos y matriculados.

Pero cabe reseñar además que debido a la carga humanista que conlleva la pedagogía ignaciana implementada en la PUCE, esta fue una de las pocas universidades que mantuvo una posición activa en sus pronunciamientos respecto al Paro Nacional durante todo el período de conflicto, llamando al diálogo; a la capacidad de escucha entre las partes; al respeto a los derechos humanos y la autonomía universitaria -inviolabilidad de los recintos académicos-; así como a la estabilidad democrática del país. Todo ello mientras otras universidades de renombre en el país “hicieron mutis por el foro”, desvinculándose de las preocupaciones que transverlizaban en ese momento a la sociedad ecuatoriana.

Evidentemente una red social como Twitter, plagada de odios y políticamente polarizada, no representa la percepción de la sociedad ecuatoriana respecto a la PUCE ni de la comunidad académica respecto a su Rector. Esta realidad se demuestra cada vez que no entran en funcionamiento los trolls y bots detectados, volviendo el ecosistema digital a la normalidad.

El modelo estratégico de intervención política digital respecto al caso PUCE, generador de fricciones/ficciones virtuales en la red, ha sido replicado de manera constante en otros ámbitos de disputa política digital durante el Paro Nacional. De esta manera, hashtags como #IzaTerrorista fueron también posicionados desde influenciadores con claro posicionamiento político y reverberados por la llamada Red de Tuiteros Democráticos y muchos bots para amplificar artificialmente estos mensajes negativos; al igual que sucedió con hashtags como #MuerteCruzada -cluster de clustres- amplificada en este caso desde la Red de Tuiteros MMVs políticamente opuesta a la anterior.

En resumen y como conclusión de este estudio de caso durante el Paro Nacional, podemos afirmar que las estrategias de descalificación y ataques a personas e instituciones no son un simple sinónimo de modelos diseñados para atentar contra el honor personal o la reputación institucional. Detrás de estas se esconde un acto político, ejercido por usuarios de alto rango (autoridades de la red) con una finalidad política espuria que es replicada por usuarios de bajo rango, cuentas mercenarias y robots programables como parte del circo mediático digital de cada día. 

 

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