Jueves 11 de mayo, la noche caía lentamente sobre la ciudad y, con ella, llegaba la expectativa por la presentación de la obra de teatro «La cantante calva». El lugar elegido era el teatro Charlot, un espacio pequeño pero por demás acogedor, ubicado en las calles Barón de Carondelet y Veracruz, en el norte de la ciudad de Quito.
El clima era estupendo, sin lluvia, y la brisa fresca que soplaba invitaba a los asistentes a conversar y relajarse en un ambiente amistoso y agradable. Antes de ingresar a la sala, los espectadores podían disfrutar de un amplio patio afuera decorado con plantas que llenaban de vida el lugar.
Tramoya y tramoyistas en sus lugares; las butacas dispuestas en la sala; las luces amarillas que bañaban el escenario y la atmósfera íntima creaban una sensación cálida y familiar. La primera campanada sonaba, lo que anunciaba el inicio de la apuesta al denominado teatro del absurdo.
La segunda campana suena y el clímax es de expectativa, las butacas empiezan a ocuparse, los viejos y nuevos amigos se saludan y aprovechan para tomarse fotos. La tercera campana suena y, en un abrir y cerrar de ojos, la sala se llena rápidamente con los asistentes ansiosos por presenciar la obra que había causado tanto revuelo.
La trama de «La cantante calva» rápidamente se adueñó del público, atrayéndolos a un mundo absurdo, donde lo ilógico y lo irracional se entremezclaban con el humor y la sátira. Un triunfo de Frank Morales, Sonia Logroño y Kiara Duran, gestores de esta primera obra del laboratorio teatral Alondra’s.
La puesta en escena es impresionante. Actores y actrices realizan una actuación excepcional al transmitir el tono y el ritmo surrealista de la obra, mientras que la escenografía y la iluminación refuerzan la sensación de desconcierto y extrañeza.
La obra destacó por su originalidad y los actores supieron interpretar con maestría los diálogos confusos, mezcla de arquetipos estereotipados de la sociedad actual, logrando arrancar risas y aplausos del público en cada escena. Los actores, dicho sea de paso, son personas en condición de movilidad humana.
Al finalizar, los asistentes compartieron sus opiniones y comentaron entre risas las escenas más memorables que dejaron una huella imborrable en los espectadores, quienes disfrutamos de una noche inolvidable en un ambiente acogedor y lleno de vida.
—
Los datos:
La obra de teatro «La Cantante Calva» pertenece al autor Eugène Ionesco, y se ha mantenido su espíritu de utilizar el humor para crear situaciones ilógicas e irracionales.
El teatro del absurdo es un movimiento teatral que surgió en la década de 1950.
Be the first to comment