#Opinión / Palestina: un pueblo condenado a resistir 

Palestina se enfrenta una vez más, en resistencia, a la ocupación del Estado de apartheid Israelí.

Hace 75 años, fuerzas militares sionistas invadieron el territorio de Palestina entre despojos, saqueos y expropiaciones, lo que dio inicio a la historia de un pueblo desplazado en una lucha permanente por la defensa y la libertad de sus tierras. El objetivo se plasmó en la creación del Estado de Israel en 1948 mediante la conquista y el expansionismo impuesto y protegido por intereses coloniales e imperialistas.

 

El Consejo de Seguridad de la ONU, en su resolución 242, formuló en 1973  los principios de una paz justa y duradera que incluía la retirada israelí de los territorios ocupados. Entre otras cosas, pidió que las partes interesadas iniciaran negociaciones de paz. En 1974, la Asamblea General reafirmó los derechos inalienables del pueblo palestino a la libre determinación, la independencia nacional, la soberanía y el regreso  de los refugiados, acuerdos corrompidos por  el Estado de Israel.

Por: Diana Murillo.

En el presente, tras 75 años de crímenes de guerra y atropellos de lesa humanidad, el movimiento de resistencia palestina HAMAS, en la franja de Gaza, en acción con más de doce organizaciones armadas, deliberaron el pasado 7 de octubre una serie de contra-ataques estratégicos sobre el Estado sionista de Israel. En la contraofensiva se propiciaron intervenciones con misiles por mar y aire, captura de servicios de guardianía militar, toma de rehenes civiles y diversas captaciones de áreas vigiladas.

 

Israel no tardó en responder. El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, declaró oficialmente el estado de guerra tras los ataques de HAMAS, además aseveró tomar determinaciones violentas e inhumanas en contra de las resistencias en Gaza.  Cito textual las palabras de Netanyahu: “La franja de Gaza pronto se convertirá en una ciudad de tiendas de campaña y  todos los edificios serán destruídos”.

 

Los bloqueos, bombardeos y asesinatos contra el pueblo palestino se han vuelto incesantes, debilitando cada vez más a la población en Gaza. El ejército sionista continúa sus ataques aéreos al territorio gazatí con bombas de fósforo blanco (armamento prohibido por la convención de Armas Químicas en 1997). El gobierno de Gaza asegura que la zona se enfrenta a un desastre humanitario. Palestina es privada de servicios médicos, grupos de ayuda humanitaria, electricidad, comercio y agua. El número de víctimas a día de hoy asciende a 950. El 60% de los heridos son niños y mujeres.

 

El Ministerio de Salud de Gaza ha hecho un llamado de auxilio y pide a la comunidad internacional que detenga los ataques incurridos por Israel. En oposición, es la propia comunidad internacional quien legitima el derecho a la defensa de Israel y omite por sus propios intereses los crímenes de estado contra Palestina. De la misma manera, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, ha hecho una donación millonaria al baluarte de las fuerzas de ocupación Isralí.

 

Pese a que el uso impune de los artefactos mortales no es una novedad reaccionaria utilizada por Israel, es desde la Operación Acantilado Poderoso en 2014 que no se ha presenciado tal magnitud de cizaña violenta, no ajena del carácter sionista y nacionalista en su empeño por “erradicar» del mapa al pueblo palestino con su continua masacre.

 

Palestina tiene una única misión: liberarse del yugo colonial sionista para establecerse en un estado autónomo universalmente reconocido, donde prevalezcan las identidades tanto musulmanas como cristianas. Nuestro deber: defender la resistencia Palestina en la guerra contra Israel, sin caer en los reduccionismos occidentalizados que pretenden pasar el sometimiento de un pueblo recluso de una guerra de limpieza étnica, colonialista y capitalista, como un zonzo conflicto de dogmas religiosos. Además, tenemos la obligación de  identificar el rol perverso que juega la prensa mercenaria, encargada de criminalizar las luchas de los pueblos oprimidos.

 

HAMAS no es más que la cara de la indignación radicalizada tanto como un hartazgo generalizado. Si bien es cierto que HAMAS no es Palestina entera, hoy las milicias de la Franja de Gaza están respaldadas por el pueblo palestino. Por añadidura, la representación institucional de HAMAS cuenta con 74 escaños en el Consejo Legislativo Palestino, mientras que Al Fatah (OLP) legisla con 45 bancos parlamentarios, siendo una muestra de un apoyo colectivo aún cuando la finalidad de la construcción de un estado emancipado, yihadista e islámico no sea necesariamente la voluntad de toda Palestina.

 

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