Algunos medios informaron inicialmente de 23 y otros hasta de 31, lo cierto es que, recién la noche del lunes 1 de abril, la Policía Nacional reportó 137 muertes violentas a las que calificó sutilmente de “homicidios intencionales”, todos ocurridos en pleno estado de excepción, motivo suficiente para tirar al olvido un feriado de Semana Santa extremadamente sangriento, que extiende el vía crucis de inseguridad nacional por el que los ciudadanos han sido obligados a transitar ante la casi nula presencia del Estado, porque este -únicamente- ha puesto sus esfuerzos en cimentar una narrativa aceptada por la opinión pública (el famoso conflicto armado interno) para legitimar una promesa de campaña con pretensiones de panacea y hacer frente a la criminalidad (el Referéndum y Consulta Popular del próximo 21 de abril), aunque esta iniciativa de democracia directa luzca más como una elección primaria, en donde el Presidente Noboa refrendará ante los votantes su elevada popularidad, con miras a una potencial reelección con partido propio para el año 2025.
Pese a esta condición sui géneris, según la última encuesta de la empresa Click Research, el 65,91% de los ecuatorianos piensa votar mayoritariamente por la opción Sí en las 11 preguntas del Referéndum y Consulta Popular 2024. Situación que revela el ánimo de los ciudadanos por restablecer la paz y combatir la criminalidad, aunque solo el 14,55% de ciudadanos conoce todas sus preguntas y el 43,42% algunas de ellas. Es evidente que la delincuencia, el sicariato y el narcotráfico ocupan el epicentro de problemáticas nacionales, con el 37,56% por encima del desempleo y la crisis económica que tienen el 27%.
Pero el trayecto a un potencial triunfo en las urnas no es sencillo, pues, con el Domingo de Resurrección no solo Cristo retornó a la vida, sino también -y a día siguiente- el tradicional incumplimiento de las promesas de campaña, la primera hasta el momento: el alza del IVA (que pasó del 12% al 15%), cuya afectación -una vez más- la pagarán la gran mayoría de ecuatorianos. Medida que, pese a ser inevitable, no servirá únicamente para financiar el “conflicto armado interno” con las 23 bandas de terrorismo urbano, sino también para inyectar recursos y cumplir con la serie de necesidades presentes en la caja fiscal. No obstante, esto elude el análisis de un problema de fondo: los subsidios a los combustibles y el modelo de Estado. Por eso los ciudadanos se preguntan si veremos más y mejor seguridad y calidad en los servicios públicos con el aumento del IVA. ¿Qué tipo de seguridad se implementará? ¿Habrá suficiente medicina en hospitales y los servidores públicos cobrarán sus sueldos a tiempo? Pero también, ¿se aplicará en el segundo trimestre de este año el sistema de bandas y eliminación progresiva de algunos subsidios?
Mientras este combo se cocina al calor de la mescolanza entre los alarmantes requerimientos económicos del país y el apetito de perpetuidad electoral, el Presidente Noboa -de pocas palabras, voz tenue y muchos gestos- abandonó los ropajes de estadista que generosamente le asignaron dos exmandatarios, para lucir -producto del marketeo y de un sutil estado de propaganda- vestido de militar, igual que el actor de cine que gobierna la República de Ucrania, Volodímir Zelenski. La razón se empareja con la realidad: el Gobierno tiene miedo, la narrativa del conflicto armado interno se puede agotar en las siguientes semanas por la falta de resultados favorables, cifras esclarecedoras y discursos sobre percepciones que más bien parecen excusas; ya que donde el gobierno ve optimismo ahora los ciudadanos ven muerte y una criminalidad no excepcional.
¿Cómo estirar lo suficiente el relato mediático del conflicto armado interno ante un escenario que se le escapa de control a Daniel Noboa? Con más ficción y teatralidad de la mano de producciones videográficas compartidas en redes sociales, donde las fuerzas del orden aparecen en acción junto con la imagen de un joven presidente con traje militar, imán de adulos castrenses y genuflexiones para quien no pisó un cuartel ni fue a la conscripción, pero lleva consigo un uniforme histórico que ensancha egos y genera cierta sensación de confianza y poder.
Si el Presidente Noboa es consciente de que -al igual que ocurrió con la consulta popular del expresidente Guillermo Lasso- su Referéndum y Consulta Popular de 2024 está siendo boicoteado por los intereses de las bandas criminales y el narcotráfico, por medio de la serie de actos criminales que escandalizaron al país en el último feriado de Semana Santa; debe fortalecer la presencia de efectivos militares y policiales en las calles para ofrecerle al país una estrategia integral que operativice las propuestas de política pública que los ciudadanos apoyen en las urnas, pero también tiene la obligación de refrescar su gabinete de los amigos que hoy niegan al excompañero de bancada y exlegislador, Pablo Muentes, procesado en el Caso Purga, pues el combate a las mafias y sus tentáculos inicia con ejemplo.
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