#Opinión / El ocaso de los partidos

Que el modelo político liberal atraviesa por una profunda crisis, incluso terminal, no es ninguna novedad. Para donde se mire solo se encuentran vestigios de lo que en algún momento de la Historia constituyó una forma de estructuración de la sociedad. En la propia Europa, cuna de los partidos políticos modernos, las viejas estructuras de intervención política formal han desaparecido, o han sido sustituidas por unos engendros electorales indefinible e indefendibles. La mescolanza ideológica es patética.

En América Latina la crisis es aún más grave. Salvo contadas excepciones, en todos los países operan unas organizaciones cuyo único propósito es ganar alguna elección. Por eso, justamente, llegar a controlar la burocracia estatal es la única estrategia para darle cohesión transitoria a estas agrupaciones. Los burócratas militan mientras tengan que defender sus cargos.

Los partidos políticos solían ser, particularmente en la izquierda, espacios sociales. Tenían sedes que servían para dinamizar las relaciones entre sus adherentes y simpatizantes. Muchos espacios contaban con al menos una mesa de ping-pong, una cancha de vóley y un salón para fiestas y eventos masivos que congregaban a gran cantidad de gente. El proyector de cine era infaltable. Los miembros del partido se encontraban en la sede luego de sus actividades laborales o académicas para charlar, discutir, participar en algún curso de formación ideológica o asistir a un taller de capacitación.

Todo eso terminó. Hoy, los locales de los partidos solo se activan durante los procesos electorales, con un claro objetivo: obtener algún provecho económico inmediato, como parte de la campaña, o asegurarse un empleo en caso de éxito electoral. El concepto de militancia como compromiso, trabajo y dedicación para conseguir algún cambio social le ha cedido terreno a la banalización de las redes sociales. Hoy aparecen candidatos que promueven el contacto directo entre autoridades y pueblo a través del celular. Una especie de poder virtual tan masificado y anónimo que se vuelve imposible de manejar. La celudemocracia a la orden del día.

La pregunta obvia que surge de esta situación es si los partidos políticos como forma de organización de la sociedad siguen teniendo vigencia o si sirven para algo. Según varios estudios sociológicos, cerca del 80 por ciento de ecuatorianos no se identifican con ningún partido político. Es más, los rechazan a todos. Habría que preguntarles a los jóvenes si están interesados en incorporarse a algún partido en el Ecuador. La respuesta será, a no dudarlo, decepcionante.

El desafío, entonces, exige el desarrollo de nuevas formas de mediación entre la sociedad y el Estado, esa función que, mal que bien, cumplieron los partidos políticos durante los últimos siglos. Se requieren nuevas estrategias y estructuras organizativas que permitan a la población ejercer su derecho a tomar decisiones políticas. No simples electores ocasionales.

Julio 25, 2024

 

Acerca de Juan Cuvi 180 Articles
Miembro de la Comisión Nacional Anticorrupción (CNA), Master en Desarrollo Local. Director de la Fundación Donum, Cuenca. Exdirigente de Alfaro Vive Carajo, Parte de la Red Ecudor Decide Mejor Sin TLC.

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