
La dupla de legisladores se embarca en una gira nacional conjunta para sacudir el desconcierto de los votantes derrotados en noviembre
Por Luis Pablo Beauregard
Él tiene 83 años y ella 35. Juntos son la pareja política de la primavera estadounidense. Bernie Sanders y Alexandria Ocasio-Cortez están abarrotando plazas y teatros de todo el país para lanzar un mensaje en los tiempos de Donald Trump: habrá esperanza mientras exista resistencia. El senador por Vermont y la congresista de Nueva York, estrellas progresistas del Partido Demócrata, se han embarcado en un esfuerzo conjunto para movilizar a la clase obrera y sacar a sus votantes del desconcierto en el que se encuentran desde noviembre, cuando el republicano conquistó su segunda presidencia. Sanders y Ocasio-Cortez pusieron este martes en ebullición a Bakersfield, una ciudad conservadora de California que ha votado a Trump desde 2016.
“Una concentración extrema de poder, avaricia y corrupción se está apoderando de este país como nunca antes”, lanzó a forma de diagnóstico Ocasio-Cortez, conocida por sus iniciales, AOC. La legisladora lleva varios años bajo los reflectores, pero había evitado dar un paso a un escenario nacional fuera del Capitolio. Esta gira, llamada Fighting Oligarchy (Luchando contra la oligarquía), la ha llevado desde finales de marzo a bastiones republicanos como Iowa, Idaho, Utah o Wyoming, territorios áridos para los movimientos progresistas. Para elevar su perfil, la legisladora recuerda a las audiencias, entre quienes se encontraba la emblemática activista Dolores Huerta, por qué entró a la política.
AOC ha contado este martes sus orígenes dentro de una familia de clase trabajadora. Su madre limpiaba casas y su padre trabajaba en pequeñas empresas. “Lo que a otros podría parecerles una vida modesta, a nosotros nos parecía un sueño”, aseguró. Eso cambió el día en que su padre enfermó de cáncer. Murió en septiembre de 2008, cuando Ocasio-Cortez era una adolescente y emergía una recesión global provocada por el desplome de titanes financieros de Wall Street.

“Nuestro pequeño mundo estallaba en pedazos al mismo tiempo en que lo hacía la economía mundial. De un día al otro mi madre se vio obligada a sacarnos adelante a mi hermano y a mí, a no perder la casa y pagar las deudas médicas”, continuó. “Así es como me convertí en mesera, porque fueron millones de familias trabajadoras de este país las que pagaron el precio por los excesos, mientras los millonarios y los ladrones que defraudaron el sistema se hicieron más ricos”, concluyó. Todo el teatro la ovacionaba de pie a estas alturas.
Minutos antes, Sisel, de 23 años y Django, de 26, un par de amigos que se acercaron al auditorio atraídos por la presencia de la congresista cosmopolita en una ciudad que vive del agro. “La derecha se refiere a ella como si se tratara de una perra comunista, por eso creo que es importante conocer su mensaje en sus propias palabras”, dijo Django, quien se dedica a manejar un bicitaxi. Ashley, una estudiante universitaria de 20 años que quiere ser maestra de arte, acudió para ver a Sanders por segunda vez. “Creo que Bernie está pasando la antorcha con este tipo de eventos”, especula.
Las elecciones de noviembre son un lejano recuerdo sepultado por el caos y las sorpresas que produce a diario la Casa Blanca. A pesar de esto, los eventos de esta gira dejan en el ambiente cierta sensación de acto de campaña en un país en permanente ciclo electoral y que el próximo año celebra las elecciones intermedias. Los legisladores han reunido a más de 30.000 personas en Colorado y el sábado en Los Ángeles, donde contaron con la presencia de leyendas musicales como Neil Young y Joan Baez (horas más tarde Bernie Sanders hizo una aparición sorpresa en el festival musical de Coachella).
El senador, un político más viejo que Joe Biden, ha descartado presentarse a la presidencia por tercera ocasión, pero sus asesores han admitido que está utilizando sus últimos años en el Congreso para poner los cimientos de un nuevo movimiento progresista. Este ya demostró su poder en 2020, cuando Sanders derrotó a Biden en California, el botín más grande en juego, en las primarias del Partido Demócrata.
El sector progresista, no obstante, salió tocado de los comicios del año pasado. Los votantes dieron señales de cansancio con la guerra cultural y con algunos excesos del wokismo en algunas de las campañas demócratas. Esto llevó al triunfo de varios moderados en ciudades como San Francisco y Estados como Arizona. También ha obligado a algunos con miras en los próximos comicios presidenciales, como el gobernador californiano Gavin Newsom, a moverse al centro en algunos temas.
Sanders, sin embargo, no ha diluido su mensaje crítico con las élites en tiempos en los que Elon Musk cogobierna con Donald Trump. “No necesitamos al tipo más rico del mundo recortando 83.000 puestos de trabajo para veteranos en la Administración”, afirmó Sanders. El senador alertó sobre los recortes que los republicanos quieren hacer a la Seguridad Social y criticó el “corrupto” sistema de financiamiento político, que abre la puerta a los grupos de presión y a los grandes donantes. “La democracia es un voto por persona, no se trata de millonarios comprando elecciones”, dijo en referencia a los 270 millones que el dueño de Tesla dio al hoy presidente. Sanders y Ocasio-Cortez son una excepción dentro del partido, pues rechazan recibir dinero de estos grupos de interés. Solo reciben pequeñas contribuciones de 21 dólares. La congresista ha recibido 9,5 millones de dólares de estos donativos en el último trimestre. Casi siete de cada diez donaba a un político por primera vez.
En el cierre de su discurso, el senador advirtió del “rápido avance” de la Administración a la deriva autoritaria por las órdenes ejecutivas y el pulso que Trump ha echado a los poderes Legislativo y Judicial para doblarlos. “Señor Trump, nosotros nos levantamos en armas contra el rey de Inglaterra en los 1770, ¡y no permitiremos que usted se convierta en un nuevo monarca!“, aseguró Sanders en un momento. Y añadió segundos después: ”Cientos de miles de hombres murieron para vencer al fascismo y el autoritarismo en la Segunda Guerra Mundial. Primero muerto que deshonrar la memoria de aquellos que defendieron la democracia”.
El público abandonó el recinto con sonrisas. Tobi, una activista que manejó dos horas desde Fresno para estar presente, aseguró que el mitin le calentó el corazón. “En tiempos de MAGA, un movimiento populista, está bien que los demócratas tengan también alguien que hable a la clase trabajadora. Esto es una vuelta a sus orígenes”, ha indicado frente a un puesto de souvenirs. Estaba indecisa entre comprar un botón con la foto de Ocasio-Cortez y el año 2028, la fecha en la que se celebrará la próxima elección presidencial, o el más popular, uno de repudio por el retorno de los monarcas a Estados Unidos.
Fuente: elpais.com
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