
«Ustedes saben que el deber del Cónclave es dar un obispo a Roma. Parece que mis hermanos cardenales han ido a buscarlo casi al fin del mundo”. Así decía Bergoglio cuando fue electo Papa, refiriéndose a la elección del primer Papa Suramericano y jesuita.
Y él era el más futbolero, el que tomaba mate, el de las explicaciones casi de profe de colegio, para algunos, conservador, para otros, progresista, pero como él mismo lo decía, depende del lugar de donde se le mire, siempre sonriente, también enojón como cuando alguien lo agarro de mal forma y no pudo evitar su enojo, demostrando que más allá de su aura de santidad también era humano, quizás por eso y siendo consciente de eso, no oculto su amor al fútbol, tomaba mate, aceptaba regalos típicos para comerlos y compartirlos.
El nacido en el barrio de Flores, el que enseño literatura y logro llevar a Borges a un colegio para que dictara un taller de escritura gauchesca, el que no veía televisión desde el año noventa, uno de sus textos literarios favoritos fue Las Flores del mal de Baudelaire, quería que viéramos la iglesia como algo universal, donde entraban todos y todas, quiso ajustar y cambiar una parte de lo más conservador de la iglesia y cayó mal entre los conservadores, una visión abierta distinta del divorcio, le gustaba la música de la orquesta de D’Arienzo, Julio Sosa, Carlos Gardel y Ada Falcón.
Su abuela Rosa fue la que le enseño a respetar otras religiones, se le vio varias veces comiendo con el personal del vaticano, viajo en los buses de los cardenales cuando fue nombrado Papa y no en auto aparte, decía que Dios nunca se le ha aparecido, pero le habla al corazón, era respetuoso de cierta forma con los homosexuales, nunca volvió a la Argentina, pero la extrañaba y andaba pendiente de los aviones que iban al cono sur para despedirlos con su mano al aire.
Un Papa polémico, con frases y pensamientos que calaron para bien y mal entre progresistas y conservadores, preocupado siempre por verse como un ser humilde, comprensible, abierto a escuchar.
Se puede ser o no creyente, religioso, ir a la iglesia o buscar la fe en Dios, cada cual busca su propio camino espiritual, se puede estar enojado por esas cosas aberrantes que todos hemos escuchado, o darnos cuenta que en los tiempos modernos existen otras formas de ver a Dios, pero al mundo siempre le hacen falta lideres que vengan a calmar las aguas, ojalá hubiera hecho más por el desplazamiento forzado, la pedofilia, la guerra, el mal uso de la política, ojala hubiera sido más revolucionario, contestario, más activo políticamente hablando, pero lo que si es que escuchar a Francisco siempre fue un abrazo al espíritu, una caricia al alma, él hablaba, él decía, los demás quizás éramos sordos y no escuchábamos, como saberlo en este mundo convulsionado.
Nunca tuve tanta simpatía con un ser tan espiritual vivo, como con Francisco, porque quizás su formación literaria me hacía valorar el contenido de sus palabras y la forma como las decía.
“Mas que ser un buen cristiano hay que ser una buena persona, la incoherencia del mal cristiano es escandalosa, aquel que va a la iglesia el domingo y después actúa mal, no es un buen cristiano y no es una buena persona” – Papa Francisco.
Ciao Francisco, andá para volver.
Be the first to comment