Bolivia: Los qamiris urbanos y la arquitectura posmoderna

La emergencia de los “emprendedores” aymaras y quechuas no se debe a las políticas del Gobierno, que ha privilegiado una imagen romántica sobre los “indígenas”.

Pr Jesús Humerez Oscori / Sociólogo aymara

El pasado 7 de mayo en la Carrera de Sociología de la Universidad Pública de El Alto (UPEA), se realizó la conferencia: “Qamiri, poder y nueva arquitectura de la ciudad de El Alto”, organizado por el Taller II-III de dicha carrera y el Círculo de Estudios Estratégicos de El Alto. Los expositores  Angel Cahuapaza, Tania Quilali, Guido Alejo Mamani y Pablo Mamani, lanzaron ideas provocadoras para el debate.

El tema de los qamiri se ha puesto en boga debido a la opulencia aymara expresada con la inauguración del salón de eventos La Diosa Temis, de Carlos Fernández y Mabel Landívar. Aunque no es un tema reciente sino un hecho que ha surgido décadas atrás que llega hasta el día de hoy de generación en generación.

La emergencia de los qamiri o “emprendedores” aymaras y quechuas no se debe a las políticas del Gobierno de Evo Morales que ha privilegiado una imagen romántica sobre los “indígenas”; más bien responde a diferentes procesos sociales, históricos y culturales de la migración del campo a la ciudad impulsados desde 1953 con la Reforma Agraria y décadas después con el DS 21060 de 1985.

En este transitar de lo rural a lo urbano se impuso la lógica del ayllu (la rivalidad), el trabajo familiar y la disciplina, de modo que el éxito económico de los qamiri no se debe al apoyo del Estado boliviano, republicano ni plurinacional, sino a la competitividad, y capital social de los comerciantes y productores aymaras, como hacen referencia algunos autores (Untoja, 1992; Quilali, 2015; Quispe, 2014).

El concepto qamiriesta referiría a un grupo social con capital económico-material, social y espiritual. Además, sociológicamente al concepto articulan la procedencia étnica y el surgimiento de una clase social en el interior de una sociedad yuxtapuesta.

En el ámbito rural es entendida como la persona o el jaqi que tiene más ganado (entre llamas y ovejas), tierras, buena acumulación de productos. En el ámbito urbano, podemos señalar como aquella persona o jaqi que tiene una acumulación económica considerable y trabajadora y además de una estabilidad familiar.

En la academia el tema fue abordado desde diferentes perspectivas, como la burguesía chola (Toranzo, 1991), o nuevas clases emergentes (Guaygua, 2001), la economía ayllu desde la visión katarista, basada en la yuxtaposición de lógicas económicas y el comportamiento social rival (Untoja, 1992, 2012). Otro enfoque propuso la categoría qamiri, calificándolo como un grupo social que no solo tiene que ver con la riqueza material-económica, sino con el capital social (redes de parentesco familiar) (Llanque y otros, 2011).

En la misma línea, la socióloga Tania Quelali investigó el tema en las festividades del Gran Poder (2015). Otros califican el hecho como la “economía popular”, que se basaría en lógicas de reciprocidad y complementariedad (Tassi y otros, 2013).

Podemos señalar tres elementos importantes en base a las exposiciones en dicho evento. El arquitecto Guido Alejo Mamani  fue el más crítico con respecto al término apropiado que se debe emplear sobre la arquitectura aymara; para el expositor lo más adecuado es acuñar el término de la arquitectura posmoderna aymara y no así cholet, o chalet, que es despectivo.

Tiene  que haber referencias correctas debido a que en Francia existe una ciudad con ese nombre (localidad Chalet).

La arquitectura posmoderna aymara, según Alejo, estaría relacionada con la diversidad estética, el poder de la imagen, la fiesta, la cual rompe esquema de confort y normas de construcción (techos altos, adornos y el antropomorfismo).

Por otro lado, añadió que existe este hecho desde hace 20 años atrás. La arquitectura aymara no comienza con Freddy Mamani y Santos Churata. Según Alejo, existen diferentes arquitectos que iniciaron muchos años atrás este tipo de construcciones, como el caso del arquitecto Miguel Prieto, quien en 1997 colocó los primeros símbolos y códigos tiwanakotas en el diseño del Shopping de El Alto. En 2002, el arquitecto Martín Pérez trabajó una arquitectura con símbolos andinos en la región quechua (Cochabamba), que fue denominada en 2004 como “la arquitectura del caos” por algunos medios de comunicación, y posteriormente, en 2005, aparecen los diseños de Freddy Mamani.

Es necesario contrastar que una arquitectura desde los aymaras surgió como expresión cultural y simbólica y que se posicionó en Bolivia y en el mundo, aunque para Europa se observa como algo exótico debido a la moda multiculturalista en ese continente. Esto se debe a la efervescencia identitaria, la expresión cultural y simbólica de un grupo social o una sociedad en un determinado momento histórico; también  a los aportes de los arquitectos mestizos y aymaras influenciados por el indigenismo y el indianismo.

Quelali sostiene que no solamente se derrocha dinero ni todo es borrachera en el Gran Poder, como cuestionan algunos grupos sociales, sino fundamentalmente se articulan redes sociales de capital social, dado que el qamiri redistribuye su riqueza con sus pares y sus redes de parentesco.

La autora mencionó dos aspectos importantes: la inversión de los qamiris en el Gran Poder asciende a 90.000  dólares. Y en ello incluso algunos pasantes perdieron 8.000  dólares en tratos y contratos, aunque en algunos casos recuperaron realizando alianzas en la incorporación de negocios mediante la importación de automóviles.

Por último, el sociólogo Pablo Mamani Ramírez denominó a los qamiris como una “elite social”, es decir, un grupo social con riqueza material y riqueza social que posee capacidad de expansión a nivel local y nacional. Aunque sostuvo que no es aún una elite política, ni mucho menos una burguesía con capacidad de hegemónica de poder en el Estado.

Argumentó que no solo existen qamiri comerciantes, sino también productores que empezaron a acumular capital mediante diferentes actividades de pequeña industria y la comercialización de esa producción. Actualmente se realizan nuevos trabajos sobre el tema.
Fuente: https://www.paginasiete.bo/ideas/2019/6/2/los-qamiris-urbanos-la-arquitectura-posmoderna-219660.html

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