Por Iván Ernesto Roa
En los últimos tres meses tres sucesos muestran la punta del Iceberg de una problemática que no es nueva en la frontera ecuatoriana con Colombia y que implica la actuación de grupos armados ilegales colombianos y narcotraficantes mexicanos: primero, el atentado con carro bomba a la estación de policía en la población fronteriza ecuatoriana de San Lorenzo; segundo, el asesinato de tres uniformados ecuatorianos en inmediaciones de la población de Mataje a escasos kilómetros de la frontera colombiana y por último, el reciente secuestro y liberación (aun por confirmar) en la misma zona de dos periodistas y su conductor pertenecientes al diario ecuatoriano El Comercio.
Para entender esta situación es necesario recordar el año 2000 cuando el Ecuador, por el proceso de dolarización, se convirtió en un atractivo económico y un espacio de disputa para los grupos armados ilegales colombianos (guerrilleros y paramilitares). En ese entonces las AUC establecen en Nariño y Cauca el frente Libertadores del sur, disputando el terreno con el frente 29 de las FARC y en menor medida con el ELN. El control no solo se limitaba a Colombia, tanto las FARC por el lado Nariñense con el frente 29 y la columna móvil Daniel Aldana, como por el Putumayo con el frente 48 hicieron incursiones en territorio ecuatoriano, al igual que las AUC quienes también se establecen más allá de la zona fronteriza, llegando a San Lorenzo – Ecuador hacia 2004 y conformando en esa población escuelas de sicariato. El proceso de control de la zona no se vio truncado por la desmovilización de las AUC en el año 2005, puesto que las relaciones continuaron entre las BACRIM (Águilas Negras) con grupos sicariales ecuatorianos como Látigo y los Choneros, estos últimos hacia el 2010 tenían nexos con los Rastrojos.
En el año de 2005 y 2007 se detienen en territorio ecuatoriano varios enlaces de las redes de narcotráfico colombianas y mexicanas: alias W, quién hizo evidente la conexión entre paramilitares, guerrilla y el envío de droga a México; Juan Carlos López y Juan Diego Espinoza, alias “el tigre”, se encargaban del acopio de la droga en territorio ecuatoriano y de enviarla hacia México donde era recibida por Sandra Ávila Beltrán “la reina del pacifico”. Estos enlaces aseguraban el tránsito, por diferentes vías, de la droga por Ecuador.
Después de 2009 las autoridades ecuatorianas comienzan a entender la envergadura de la red transnacional de narcotráfico, dando duros golpes a estas estructuras. En 2010, en Quito, se detiene a Ramón Quintero uno de los líderes del Cartel del norte del Valle quien tenía conexión con el cartel de Sinaloa. Un año después se detiene en Cali a alias “Rey” quien estaba al servicio de los Rastrojos y tenía nexos con los hermanos Calle Serna, Los Comba y el cartel de Sinaloa. Y quien, por ese año había coordinado el envío de droga hacia México desde el territorio ecuatoriano.
En 2012, en Quito, se da la detención de Juan Carlos Calle Serna alias “Armando”, hermano de Los Comba y cabeza de los Rastrojos, que a su vez tenía enlace con Ramón Quintero y con “Rey”. Debido a esto los Rastrojos establecen en la ciudad ecuatoriana de Manta a alias “palustre”, detenido en el año 2013 en dicha ciudad. Pese a los intentos de las autoridades ecuatorianas y colombianas por desmantelar la red, el cartel de Sinaloa ya había fortalecido sus enlaces en ambos territorios y la detención del ecuatoriano Cesar Vernaza alias “empresario” líder de la banda Los Templarios, en 2012, revela que los ecuatorianos estaban implicados en esta red. Y que Ecuador era el espacio de operaciones de los Rastrojos, Águilas Negras, Cartel del norte del Valle, Sinaloa y las FARC.
Posterior al proceso de paz con las FARC, muchas de las rutas usadas por esta organización en inmediaciones de la frontera fueron tomadas por las BACRIM, por carteles colombianos, carteles mexicanos y por una disidencia de las mismas FARC: la Columna Móvil Daniel Aldana, quienes al día de hoy son los presuntos responsables de los tres sucesos que han conmocionado al Ecuador en los últimos tres meses.
El Ecuador se configura como una zona importante en las redes transnacionales de tráfico para los grupos narcotraficantes colombianos y mexicanos desde el año 2000 sólo que ahora es visible.
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