Una película qué hay que ver este año es definitivamente Parasite del director surcoreano Bon Joon-ho. Esta obra maestra nos traslada a una historia impactante, cruzando líneas entre varios géneros cinematográficos, sin dejar de lado la característica crítica social del director, todo esto en un mismo largometraje.
Por: Javier Tehanga.
Esta cinta asiática se presenta como una especie de esperanza cinematográfica en tiempos de grandes producciones hollywoodenses cargadas de efectos especiales en detrimento de un guión consistente.
Otro de los méritos que tiene esta película es la capacidad de moverse entre varios géneros del cine. Hay momentos en que la trama traspasa fácilmente desde la comedia al suspenso pasando por el terror psicológico para finalizar en un baño de sangre tan perfectamente realizado que el espectador no puede escapar a la montaña rusa de emociones propuestas en pantalla.
Por último, este filme no pasa por alto la crítica social. La lucha de clases no solo se enfatiza en las diferencias de los estilos de vida de los personajes, basadas en las capacidades adquisitivas, sino también en las aspiraciones y sueños de cada uno. El trabajo actoral está perfectamente logrado porque nos lleva a identificarnos con los conflictos de cada personaje desde su estatus económico-social. Esto está perfectamente simbolizado en la lluvia torrencial que cae en la noche del climax, para los ricos es una bendición mientras que para los pobres es la tragedia, como sucede en la vida real.
Y eso que estamos hablando de una sociedad como la de Corea Del Sur en la que el prejuicio nos hace olvidar que también existen pobres. Por eso aplica tranquilamente para cualquier sociedad porque en todas hay estratos sociales y desigualdad. Película totalmente recomendable y candidata firme a mejor película del año.
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