Una vez más el Ecuador se encuentra en una encrucijada. Los problemas sociales se agudizan por la indolencia y la irresponsabilidad de sus élites. La economía no encuentrasalida de las garras del FMI, de los acreedores de la deuda externa y de la gran banca. La inseguridad ciudadana, el crimen organizado y la violencia extractivista, así como los femicidios, están a la orden del día. En este complejo escenario, en el que aflora la debilidad de las instituciones políticas, estamos abocados a la segunda vuelta de las elecciones generales anticipadas.
Las dos candidaturas finalistas, resultado de acuerdos incoherentes o de imposiciones caudillistas, presentan un panorama para nada alentador; el representante directo de las oligarquías o la representante conservadora del populismo correísta. Por lo tanto, la disputa electoral no puede distraernos de la agenda de cambios que realmente necesita el país. En estas condiciones, conscientes de la gravedad del momento que atravesamos, proponemos debatir los puntos de un programa de gobierno que sirvan no solo para resolver los problemas más acuciantes que afectan a la población ecuatoriana, sino para profundizar la democracia.
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- Es indispensable dar cumplimiento estricto e inmediato al mandato expresado mayoritariamente en las urnas sobre el Yasuní y el Chocó-Andino. Es un mandato que plantea la necesidad de transitar hacia una economía postextractivista, reduciendo la dependencia que tiene nuestra economía de la exportación de petróleo y cerrando la puerta a la ampliación de la minería metálica en todo el territorio nacional.
- La defensa de la seguridad social pasa por el fortalecimiento de un modelo que, en lugar de restringir la protección de los derechos, los vaya universalizando progresivamente. Esto implica un amplio acuerdo social para impedir cualquier intento abierto o encubierto para privatizar al IESS, mientras que, simultáneamente, se construyen las bases para una seguridad social universal obligatoria.
La inseguridad ciudadana demanda respuesta que no se reducen a llenar de miembros de la Policía Nacional y de las Fuerzas Armadas; instituciones que deben ser profundamente depuradas. Tampoco sirve el populismo penal. Requerimos estrategias para combatir la marginalidad y la pobreza, la falta de acceso a la educación y la salud. El combate a la violencia y al narcotráfico exigen políticas de largo plazo basadas en la justicia social, la solidaridad social y la vigencia plena de los derechos.
- La recuperación de la economía nacional solo tiene sentido si se generan empleos, se aseguran ingresos estables y se crean posibilidades de trabajo autónomo. Hay que canalizar recursos desde el Estado para relanzar obras de infraestructura y simultáneamente disminuir el costo del dinero, una tarea que pasa por desarmar el oligopolio bancario privado.
- Campesinas y campesinos merecen una atención prioritaria. Es urgente aprobar el código agrario fundamentado en la soberanía alimentaria y la agroecología. De igual manera, se torna urgente la aprobación de la Ley del Trabajo presentado por el Frente Unitario de Trabajadores para luchar contra la precarización del trabajo.
- Los más amplios derechos son una condición indispensable de la democracia y del cambio social. Mujeres, pueblos y nacionalidades indígenas, diversidades sexuales, personas con discapacidad necesitan asegurar sus agendas a partir del respeto y el compromiso desde el gobierno de turno. En este punto cobran especial relevancia las demandas de los movimientos de mujeres que exigen el respeto irrestricto de sus derechos, empezando por el derecho a decidir sobre sus propios cuerpos.
Nosotros nos posicionamos categóricamente a favor del cumplimiento irrestricto de estos puntos programáticos y, sobre todo, de construcción de una amplia confluencia social y popular alternativa que los impulsen. Por esa razón, sin caer en la trampa de la actual campaña electoral, rechazando binarismos obtusos, abrimos la puerta para construir un posicionamiento democrático que nos permita tener un compromiso serio y responsable, manteniendo siempre nuestra autonomía y capacidad de crítica. Y en ese sentido, convocamos a un VOTO NULO que refuerce la posición de los movimientos sociales, de las mujeres, de las comunidades y trabajadores, que resisten a los extractivismos, tanto como los reclamos de justicia social y más democracia que emergen desde diversas instancias de nuestra sociedad.
Llamamos a coincidir con todas las posiciones y esfuerzos de las organizaciones sociales, particularmente del movimiento indígena y los trabajadores, que están dispuestos a resistir y movilizarse contra el gobierno que adviene y a constituir un frente social- ambiental y político en el año 2025.
- Comisión de Vivencia Fe y Política – COVIFEP
- Montecristi Vive
Movimiento Revolucionario de los Trabajadores – MRT - Comuna
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