En memoria de Daniel Merino infatigable luchador por el Socialismo no burocrático.
Por: Leonardo Ogaz A.
Una vez terminada la segunda vuelta electoral, con los sofisticados artilugios de la taumaturgia mediática se pasa rápidamente a la página del olvido, el fraude de la primera vuelta a la postulación indígena de Yaku Pérez. También pasa a la inadvertencia la denuncia de un candidato presidencial en pleno debate electoral, visto por millones de ecuatorianos, en donde se acusaba al entonces candidato CREO/Socialcristiano Guillermo Lasso de haber manejado fondos, en el banco de su propiedad, de una gran estafa realizada a los haberes del organismo que vela por la seguridad social de la Policía Nacional.
El primer acto de la transición hacia el gobierno de Guillermo Lasso estuvo precedido del quiebre de la alianza entre el Partido Social Cristiano y el gobierno producto de que el presidente electo, a última hora, no cumple un acuerdo de “gobernabilidad” alcanzado entre el expresidente Rafael Correa, el líder del Partido Socialcristiano Jaime Nebot y Guillermo Lasso presidente electo a la época.
Todo este tipo de situaciones reñidas con la ética y la estética social encontraron una especie de fuego purificador en el acto de traición del Presidente hacia su socio derechista que fue muy bien recibido por el enorme caudal de simpatías anticorreístas y ciertas figuras mediáticas de la derecha que a partir de allí empezaron a crear una especie de atmósfera dulcificadora parecida a una luna de miel.
Al romper con Nebot y su partido el gobierno de Lasso busca rápidamente una alianza con el partido que representa al movimiento indígena, su reciente rival electoral, más la izquierda democrática y algunos independientes ya que su exigua representación parlamentaria le da un estrecho margen de maniobra. Concretada esta alianza, la presidencia del parlamento recae en una mujer indígena, perseguida y encarcelada durante el gobierno populista/autoritario de Rafael Correa, el acuerdo incluyó, además, algunas presidencias en comisiones parlamentarias. Se comienza a notar un giro en las primeras acciones del gobierno que consiste en ralentizar su programa neoliberal.
En efecto los hechos que vinieron a consumar este extraño viaje de novios fue el discurso presidencial y las primeras medidas del gobierno entre las que se cuentan: el borrar del registro de la central de riesgos a los deudores de menos de mil dólares, el compromiso de vacunar a 9.000.000 de ecuatorianos a los primeros 100 días de su gobierno, el dictar una especie de código de ética para prevenir la corrupción. El Presidente, adicionalmente, viaja a una comunidad indígena en donde se le entrega el bastón de mando y realiza otras acciones y medidas que postergaron el paquetazo neoliberal que se esperaba.
El discurso de la presidenta amazónica del Congreso ecuatoriano Guadalupe LLori y el discurso del Presidente Guillermo Lasso fueron emotivos y conciliadores generando un amplio campo de elogios de casi todos los sectores de la opinión pública nacional.
Pero lamentablemente todos sabemos que las lunas de miel son breves y la dura realidad socioeconómica del país impondrá su impronta. La Alianza del partido indígena Pachacutik y el Partido neoliberal CREO y una supuesta socialdemocracia representada en el Partido Izquierda Democrática pareciera contradecir las leyes de la confrontación de clases sociales con intereses distintos y hasta antagónicos.
Qué lleva al gobierno a incursionar en el terreno del diálogo y en tratar de implementar un “encuentro” entre diversos sectores sociales y políticos, llegando incluso a plantear la unidad nacional, por una parte la dramática realidad social que está viviendo el país con solo poco más del 30% de su población económicamente activa con un empleo adecuado, eso significa que el resto de la población está subsistiendo con empleos informales o sencillamente en el desempleo. Se habla de 4 millones de desempleados y 7 millones de gentes viviendo bajo la línea de la pobreza. Se están observando síntomas parecidos a la crisis económica del 1999 y se observan largas filas de gentes en las oficinas del registro de civil tratando de obtener pasaportes para viajar al extranjero.
Por otra parte tenemos que, si bien es cierto que con su discurso en la posesión de su mandato y los decretos y medidas de las primeras semanas de gobierno ha logrado una legitimidad temporal, es en sí mismo, un gobierno débil, ya que hay una coincidencia general en que la mayoría de los sufragantes no votó, ni por el candidato Lasso, ni por su programa y ofertas electorales, sino en contra del candidato correísta en un porcentaje de más del 32% de su votación. Todo esto se expresa en que solo tiene 12 representantes de un total de 137 legisladores en la Asamblea Legislativa, lo que lo obliga a negociar casi todo.
Entre las perspectivas futuras del gobierno está: olvidarse de su programa neoliberal y reformular su programa sobre la marcha haciendo un gobierno de coalición formal o de hecho con las fuerzas políticas con las cuales tiene hoy un acuerdo legislativo, realizando un gobierno relativamente progresista al comienzo, que de alguna manera es lo que ha estado ocurriendo hasta ahora. Es decir se convertiría en un gobierno populista más, que terminaría defeccionando a la mayoría de la gente que lo apoyó por la falta de recursos con que satisfacer las demandas populares. Debe estar influyendo además en las decisiones del actual mandatario, los acontecimientos de Colombia que lo ponen frente al espejo de lo que podría ocurrir de persistir en las políticas neoliberales. La otra opción es tratar de esperar una coyuntura favorable para implementar a través de negociaciones específicas apoyos para algunos de sus proyectos neoliberales más importantes. Lo cual igual tendría como resultado la posibilidad un nuevo levantamiento popular como el de octubre del 2019. Dada la situación, la hipótesis de un gobierno exitoso es la menos probable, el país cuenta con escasos recursos fiscales y se encuentra sobre endeudado.
Ahora lo que preocupa en Ecuador a todas las personas que piensan la política desde una perspectiva emancipadora, es: cómo es posible una alianza entre fuerzas de derecha neoliberales, representadas en la figura de un banquero y el movimiento indígena explotado y oprimido desde la Conquista española. Sin duda esto es considerado como un grave error político por parte del partido político que representa al movimiento indígena, Pachacutik. Con esto pierde su independencia política para colocarse a la cola de un proyecto burgués. Un error político parecido al que cometieron con la participación en el gobierno del Coronel Lucio Gutiérrez en el año 2003 y les costó disminuir su influencia política y cantidad de sufragantes aproximadamente durante 18 años. Queda en evidencia que la lección no está aprendida.
Les resulta difícil a los dirigentes de Pachacutik resistir las ofertas del poder dominante, que van adornadas del discurso que tiene como concepto hegemónico, que hoy es el momento de la unidad de todos para superar la crisis.
Las consecuencias desmoralizadoras que esto tiene para el conjunto del movimiento social, sobre todo para los trabajadores, constituye un daño que resulta difícil de aquilatar en estos momentos, pero sin duda grave para los efectos de las futuras acciones políticas y sociales.
El candidato Presidencial Yaku Pérez, quien hizo todo lo posible para que los asambleístas de Pachacutik no cayeran en la trampa del “encuentro”, finalmente entendiendo que era un error político sustancial decidió renunciar al partido Pachacutik.
Créditos de la imagen:
• Ecuador: El drama detrás del encuentro está licenciada como CC BY 4.0
Créditos de la imagen destacada:
• Ecuador: El drama detrás del encuentro está licenciada como CC BY 4.0
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