[Opinión] CPCCS: entre la aberración y el peligro

Si alguien quiere constatar el proceso de descomposición institucional del país, basta echarle un ojo a lo que sucede con el Consejo de la Judicatura y con el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS): nadie sabe cómo resolver el berenjenal en que ambos organismos se han metido.

No es la primera vez –ni será la última– que la realidad desborda ampliamente a la normativa. El fetichismo jurídico al que somos tan adictos termina empujándonos siempre al callejón sin salida de la informalidad. Desconcertados, vemos cómo las leyes no solucionan los problemas de la cultura política nacional. Y entonces recurrimos a la viveza criolla, al arranche, al braveo. Ya decía el emperador Adriano, hace dos mil años, que las leyes que se rezagan al cambio de las costumbres son peligrosas, pero más peligrosas son aquellas que pretenden precederlas.

El caso del CPCCS no puede ser la evidencia más palmaria de estas aberraciones normativas. Que una sola persona pueda alterar la mayoría en un organismo encargado de nombrar a las principales autoridades del Estado resulta escandaloso. Por ello, las consecuencias de cualquier decisión que tome el CPCCS serán irremediablemente nocivas para el país.

El entuerto se origina en las deformaciones ideológicas que se impusieron en la Asamblea Constituyente de Montecristi. Con el argumento de que todas las instancias legislativas (llámense Asamblea Nacional, Congreso o Parlamento) terminan desprestigiadas, se le encargaron funciones importantísimas a un organismo absolutamente ilegítimo. Ante la imposibilidad de conseguir 137 ángeles que asumieran esas responsabilidades, se creyó factible encontrar siete arcángeles sabios e inmaculados que abrirían las puertas al paraíso democrático nacional.

En este empeño, la abrumadora mayoría constituyente de Montecristi omitió reconocer que, nos guste o no, la Función Legislativa es el primer poder del Estado, simplemente porque representa a toda la ciudadanía, con los defectos y taras que esta representación implique. Órganos de representación popular existen en cualquier país medianamente democrático del planeta, sin importar su orientación ideológica.

Detrás de esta actitud anidaba la falsa idea de que el Ecuador experimentaba un cambio profundo por el simple hecho de que Alianza PAIS había ganado las elecciones. El supuesto cambio de época que se le vendió al país justificaba cualquier absurdo. Los resultados de este equívoco están a la vista.

En el fondo, la cultura política autoritaria que arrastramos como un lastre terminó imponiéndose una vez más. La idea de que únicamente un gobierno fuerte puede manejar este país se puso un ropaje de izquierda para asegurar los mismos intereses de siempre.  ¿Evidencias? Qué más que una familia de raigambre socialcristiana haya estado manipulando al actual CPCCS desde sus inicios. Solo de pensar en las nominaciones que eventualmente saldrían de este engendro institucional sería suficiente para cortarnos el resuello.

 

Febrero 10, 2022

Acerca de Juan Cuvi 180 Articles
Miembro de la Comisión Nacional Anticorrupción (CNA), Master en Desarrollo Local. Director de la Fundación Donum, Cuenca. Exdirigente de Alfaro Vive Carajo, Parte de la Red Ecudor Decide Mejor Sin TLC.

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